Sin novedad, el aire está contaminado
Urge abordar el problema de la contaminación del aire desde un enfoque integral, que involucre la participación activa de autoridades federales, estatales y municipales
La nube de partículas que recubre Monterrey cierne bajo una atmósfera de urgencia la necesidad de contrarrestar la mala calidad del aire que respiramos cada día. Se ha destacado en MILENIO las alarmas ambientales que resuenan con fuerza de los ciudadanos, mientras las calles se llenan de voces que suplican el cierre de la refinería de Cadereyta.
Señalada como el corazón de un problema de contaminación que asfixia a la ciudad a 36.5 kilómetros de Monterrey, la refinería encierra desafíos y exigencias, refleja una situación crítica que no solo pone en riesgo la salud pública y el medio ambiente, sino que también amenaza la dinámica económica y social del Área Metropolitana de Monterrey.
La historia parece repetirse, recordando lo ocurrido en el Área Metropolitana del Valle de México hace más de tres décadas, cuando esta última figuraba en los titulares internacionales como una de las ciudades más contaminadas del planeta. Sin embargo, más que un mero eco del pasado, esta similitud subraya una oportunidad: la experiencia de CdMx y municipios circunvecinos ofrece valiosas lecciones que Nuevo León podría aprovechar para enfrentar su propia crisis ambiental.
Nos hemos acostumbrado a las alergias, a la nariz congestionada, a los dolores de cabeza. Ayer y un día antes, y uno atrásyasídíatrasdíarevisamoselreporte de la calidad del aire en las estaciones que lo monitorean, la respuesta es la misma: por lo menos una decena de ellas registranmalacalidadenMonterreyysuÁrea
Metropolitana.
Urge abordar el problema de la contaminación del aire desde un enfoque integral, que involucre la cooperación activa de las autoridades federales, estatales y municipales. La magnitud del desafío exige trascender las barreras políticas y las divisiones administrativas, colocando la salud de la población y la viabilidad delaeconomíalocalenelcentrodelasacciones a tomar.
Es evidente que la contaminación en Monterrey no es un fenómeno reciente. Hace ya 11 años, un estudio del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) en 2013 destacó a la capital industrial de México por sus altos índices de afectaciones a la salud vinculadas a la mala calidad del aire, situándola entre las ciudades más impactadasdelpaís. En tanto un estudio sobre el medio ambiente y la contaminación elaborado en 2019 por el Centro Mario Molina encontró que la calidad del aire en la Zona Metropolitana de Monterrey se encuentra con una alta concentración de partículas PM2.5 cuando la refinería de Cadereyta está en operación.
Ante esta crisis que persiste, se ha sugeridoquelasoluciónpodríaresidirenla eliminación de la refinería de Cadereyta, pero ¿es realmente así?
Cabe preguntarse si la clausura de la refinería sería la respuesta para los males ambientales de Monterrey o si, por el contrario, sería apenas el inicio de un camino largo y complejo hacia la sostenibilidad. La respuesta, seguramente, se inclina hacia lo segundo. Eliminar una fuente significativa de contaminantes es un paso crucial, pero no suficiente. Es imperativo adoptar un enfoque holístico que contemple la modernización de la infraestructura industrial, el fomento de energíaslimpias,lamejoradelsistemade transportepúblicoylapromocióndeuna cultura de sostenibilidad entre los ciudadanos.
Además,laexperienciaenlaCdMxenseña que las políticas ambientales exitosasrequierencontinuidadycoherenciaa largo plazo, más allá de los ciclos electorales y las agendas políticas. Las medidas adoptadas deben ser evaluadas y ajustadas regularmente, basándose en evidencia científica y en un diálogo constante con todos los sectores de la sociedad.
El crecimiento económico no puede continuar sacrificando la calidad del aire y, con ella, la salud de las personas.
Elllamadoesclaro:esmomentodeactuar decididamente para transformar la realidad de Monterrey. Autoridades, industria, academia y sociedad deben unir fuerzas para rediseñar la ciudad no solo como un centro de actividad económica, sino como un espacio de vida saludable y armonioso. La lucha contra la contaminación del aire en Monterrey no es solo porelpresente,sinonosdetenemosahora, quizá no haya futuro que heredar.
La experiencia en la CdMx enseña que las políticas ambientales exitosas requieren continuidad