¿Actualización del aura? (I)
Alo largo de mi vida académica me he topado con varios títulos a los que todo mundo recurre o cita con verdadera autoridad. Entre éstos se encuentra La obra de arte en la era de su reproductibilidad mecánica, de Walter Benjamin, dado a conocer en 1936, primeramente en francés a través de la revista Zeitschrift für Sozialforschung. En nuestro idioma apareció por primera vez, dentro del volumen intitulado Iluminaciones (una de las compilaciones que existen en español de sus textos) de editorial Taurus en 1971, edición a cargo de Jesús Aguirre (las primeras traducciones de Benjamin al español fueron realizadas por la editorial argentina Sur en 1967; los sesenta fueron los años del redescubrimiento y difusión general de la obra de Benjamin).
El concepto al que me refiero es el de aura, sobre el cual radica la fuerza del arte clá- sico y que la era moderna, las artes modernas, ponen en jaque al grado de hacerlo desaparecer de este terreno, el del arte.
El aura es aquel halo que cubre a la obra de arte, pintura, escultura, grabado y que permite al espectador tener la sensación de estar delante de un original; es decir, de la obra, pintura, escultura, grabado, creada o salida directamente de la mano de su autor. Es el aura la responsable de hacernos sentir, frente a la obra de arte, cuando no compartir, el momento de su creación. Esa es la emoción que provoca, un contacto directo con el pasado.
La copia de cualquier obra provoca la desaparición del aura original (la mano de su autor) y cuanto más se copie más atrás irá quedando ésta. De aquí que se entienda que en la medida en que se quieran difundir estas obras por medio de publicaciones, lo que se hará es dejar huérfana de aura a esas reproducciones. Ninguna reproducción (dígase fotografía) de cualquier pintura, escultura o grabado, por más fiel y nítida que sea, será capaz de hacer sentir al espectador lo mismo que si estuviera ante el original, por la simple y sencilla razón
_ de que el aura en éstas ha desaparecido.
Si la fotografía de una obra de arte es incapaz de reproducir el Aura, ¿qué pasa con la propia fotografía, cuyo trazo original no es producto de ninguna mano, sino de una máquina?