La guerra no da tregua en Chiapas
Sobre la crisis que padece Chiapas, sigo retomando claves del trabajo en tierra hecho por el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas:
- La violencia más aguda se manifiesta con enfrentamientos armados entre grupos que disputan control territorial y económico del corredor Frontera Centro. “Se vive un verdadero escenario de guerra en el que hay detonaciones de armas de alto calibre, explosiones de granadas, drones artillados, entre otros artefactos explosivos, además del uso de vehículos blindados que conocemos como monstruos”, explica Carlos Ogaz.
- Son cotidianas la cooptación e integración forzada de organizaciones sociales, campesinas, transportistas y de comerciantes. Frontera Comalapa, Chicomuselo, La Trinitaria y Comitán son municipios utilizados como vías para el trasiego de drogas, personas, robo de vehículos, comercio de armas y secuestro. Son también rutas de tránsito de personas migrantes de Centro y Sudamérica, por lo que la guerra entre grupos criminales por ocupar estos municipios estratégicos no da tregua.
- Continúa la contrainsurgencia zapatista. “Partimos de que la violencia contra el EZLN y sus bases de apoyo ha sido continua desde los noventa. Han sido amenazados también en su proceso de autonomía de diversas formas. La caracterización de continuidad de la contrainsurgencia se materializa, decimos como FrayBa, a partir de lo que llamamos sucesores del paramilitarismo, esto es, dinastías familiares de grupos paramilitares, parientes directos de líderes de los noventa que, por ejemplo, perpetraron la masacre de Acteal y que, además de la violencia que generaron en los Altos, también lo hicieron en las zona norte y selva, provocando desplazamientos forzados masivos, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas”.
Dichos grupos nunca fueron judicializados, desarticulados o desarmados. Mantuvieron su poderío e influencia regional hasta consolidarse en comunidades y ayuntamientos. “Estos sucesores del paramilitarismo hoy están insertos en puestos estratégicos de la política local y con buen posicionamiento a nivel federal, como en los noventa, cuando el
_ gobierno mexicano y las fuerzas armadas impulsaron su creación. Esas personas, hoy enquistadas en cargos municipales y estatales, impulsan la diversificación de grupos armados en los territorios”.