NIÑOS, UN DÍA PARA CELEBRAR CON ACTIVIDADES EN LA CIUDAD
para celebrar a la niñez varían: en México se celebra el 30 de abril; sin embargo, se determinó el 20 de noviembre como el Día Universal del Niño pero sin tanto boato como el que se realiza en este cuarto mes del año
Es triste dejar de ser niño y suponer como “tontas” las cosas que antes nos gustaban. El secreto de la felicidad consiste en seguir admirando las cosas pequeñas, porque así como la riqueza se logra acumulando monedita sobre monedita, agregando goces a otros goces para formar una dicha completa.
El anterior es uno de los relatos incluidos en “Un grillito convertido en señor” de “Cuentos y canciones de Cri Crí” de Francisco Gabilondo Soler, quien en este 2017 hubiera cumplido 110 años, es decir, fue un niño ¡hasta hace 92 años!
Sin embargo, lo que Gabilondo Soler supo mantener, pese a haber llegado a los 83 años de edad, fue su espíritu del niño y mirar con sus ojos el mundo “real”.
En el cuento citado agregó: “La gente adulta, las personas ya crecidas son incomprensibles, y sus juegos habituales carecen de sentido. Tal es la opinión de Cri Crí: los mayores casi siempre se divierten con un juego que llaman comercio (…) el vendedor guarda el dinero en un cajón ¿para qué lo guarda? ¡Con lo bonito que es arrojar las monedas al riachuelo para verlas brillar en el fondo, como peces redondos!”
“¡Cri Crí no puede comprender tanta seriedad! ¡Él prefiere los juegos de los pequeños en los que sí hay carajadas y se corre, se salta, se grita, y nadie queda quieto! Cuando un niño inconforme asegura que ya quiere ‘ser grande’, Cri Crí emplea toda su elocuencia para demostrarle que eso de crecer es una pérdida de tiempo”.
Más o menos en los mismos años en que Gabilondo Soler triunfaba con sus cuentos y canciones dedicados a los niños, el 20 de noviembre de 1952, “la Asamblea General de las Naciones Unidas se reunió con la sola idea de reafirmar los derechos universales del niño, y para que se celebrara en cada país del mundo, que se consagraría a la fraternidad y a la comprensión entre los niños del mundo entero y se destinaría a actividades que desarrollaran el bienestar de los niños del mundo”.
“También se les sugirió a los gobiernos que celebraran este día en la fecha y forma que cada uno de ellos estimase conveniente”.
Así, “en Argentina, el Día del Niño se celebra el segundo domingo de agosto y surge de los intereses comerciales de la Cámara Argentina del Juguete”. Las fechas en América Latina para celebrar a la niñez varía: en México se celebra el 30 de abril, sin embargo, el 20 de noviembre se consignó como el Día Universal del Niño, pero sin tanto boato como el que se hace en este cuarto mes del año.
El segundo domingo de agosto, Chile celebra el Día del Niño. En 1955, el gobierno boliviano, durante la presidencia de Víctor Paz Estenssoro, instituyó como Día del Niño el 12 de abril. En Colombia se celebra el último sábado de abril; en Paraguay, el 31 de mayo; en Venezuela, el tercer domingo de junio; en Uruguay, el 9 de agosto, en Perú el tercer domingo de agosto; y en Brasil el 12 de octubre.
El 20 de noviembre ha quedado institucionalizado en España como Día Internacional de los Derechos del Niño y Día Universal de la Infancia, y en Andalucía como el Día de la Infancia. Es “una jornada de reflexión en torno a los problemas de la infancia de todos los lugares del mundo, siempre dirigido a fomentar un interés mayor de la ciudadanía y de los propios menores en la educación, la formación de valores, la protección, y la promoción de los derechos de niños y niñas”. Con suerte desigual, este día se celebra en la Península Ibérica de modo oficial desde 1995.
Gabilondo Soler, el compositor con las mejores canciones para niños en español, afirma en el cuento citado, donde el grillito es el niño que fue el orizabeño: “Siendo ya señor, Cri Crí procuró imitar a los demás señores, refrenando su intenso deseo de caminar a saltos y de morder la ropa de algodón. Pero su alma siguió siendo la de un grillo amante del violín y afecto a visitar los hogares para narrar con música las aventuras que le ocurrieron en lejanos lugares desconocidos .
Y más: “Podría preguntarse ¿cuándo transcurrió esa transformación de grillito a señor? La respuesta carece de importancia: si fue hace mucho o hace poco, Cri Crí mismo lo ignora: los milenios, los siglos, los montones de años, con todavía más montones de días, horas y minutos, nada significan para él (…) el tiempo es una cadena de sucesos, y eso de la edad no pasa de ser una cosa muy relativa”.
Corazón alegre
“Cri Crí es el mejor”, asegura Álex Lora, líder, fundador, cantante y compositor de El Tri, banda mexicana de rock: “Cuando oigo cantar a Cri Crí/ se alegra mi corazón / me lleno de inspiración./ Cuando oigo cantar a Cri Crí,/ me siento niño otra vez”.
Por su parte, Francisco Gabilondo Soler escribió y cantó: “Dame aquel libro viejo/ de mil estampas, lo quiero abrir: / a los niños en estos tiempos/ los mismos cuentos les gusta oír”.
El músico de Orizaba compuso sus canciones de acuerdo con lo que consideraba era un niño: “Los desocupados, no sabiendo cómo usar el tiempo, caen en el tedio, ignoran el placer que entraña una activa cacería de moscas; no se les ocurre rascarse la barriga, movimiento especial que dio origen a invención de la guitarra, y ni siquiera contemplan las nubes algodonosas para observar los perfiles cambiantes que semejan cabezas de gigantes o de animales fantásticos. A lo más que se esfuerza los ociosos, si tienen con qué, es a meterse en algún sitio nocturno, como el barril desvencijado de comen por dos, beben por cuatro y les cobran por ocho”.
En Puebla, hay quienes están preocupados de que los niños “desocupados” no se metan a un “barril desvencijado”; por ejemplo, el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos (MNFM) organizó para los días 29 y 30 de abril, a partir de las 11 horas, “una amplia exhibición