Museo de Córdoba,
llegan hasta el periodo Colonial, aunque también se halla aquí el Pebetero que tras llegar a Veracruz, fue encendido en Córdoba el 8 de octubre de 1968 así como en otras ciudades de este estado. “Tenemos casi toda la historia de la ciudad de Córdoba”, dice Kotegawa.
Entre las piezas que destacan de este sitio se encuentra una réplica de Mictlantecuhtli, dios de los muertos, cerámica, yugos, palmas, hachas y candados. También hay caritas sonrientes, Tlazolteotl, así como dioses narigudos, figurillas de estilo Remojadas y una réplica del Señor de las Limas de la cultura olmeca, madre de las culturas mesoamericanas; hay mazos para fabricar papel amate, cinceles, puntas de proyectil, raspadores y buriles.
Finalmente, cuenta con la ludoteca Elena Poniatowska, donde se presentan cuentacuentos y otros talleres. “Esta era una zona eminentemente comercial, era el punto de reunión de muchas de las culturas aledañas y las personas que vivían en esta zona atendieron a estos comerciantes que también dejaron algunas cosas que traían en ese momento de intercambio. Por ejemplo, el centro de Veracruz tiene una producción importante de algodón, entonces tal vez hicieron su propio negocio y dejaron algunas piezas y por eso tenemos varios sitios arqueológicos y por eso también tenemos piezas arqueológicas, lástima que no hay suficientes estudios de esta zona, por eso mucha gente no sabe en qué consiste, pero hay gran cantidad de sitios y piezas arqueológicas, en el centro de Veracruz”, explica Hirokazu Kotegawa.
La colección del Museo de Córdoba se ha nutrido de diferentes colecciones privadas, por tanto aunque algunas piezas se encuentran en proceso de autentificación, de las exhibidas solamente cuatro son réplicas, como es el caso del Mictlantecuhtli, dios de los muertos.
“El original está en el sitio que se encontró porque es de terracota, es decir, de barro crudo, entonces los arqueólogos no pudieron trasladarla y se encuentra en el mismo sitio donde fue encontrada, El Zapotal”, señala el director del recinto.
Y añade que estas piezas arqueológicas, como la exposición temporal Vidacotidianaprehispánica “nos permite saber lo que habían estas personas en sus vidas cotidianas. Sin éstas es casi imposible saber esta historia porque muchos grupos étnicos que vivían en Mesoamérica no dejaron documentos históricos para explicarnos cómo vivían o qué hacían, la única información que tenemos sobre estos humanos son estas piezas”.