500 MIL PANCHÓLARES
Antes, las películas se dividían en dos grandes categorías: la ficción (drama ficticio creado por las mentes de los guionistas) y el documental (el registro de la realidad tal cual, sin actores). Más tarde, la televisión creó el reality show, que originalmente consistía en grabar situaciones reales, pero que después, y para conseguir más audiencia, se ayudaron con guionistas, quienes, retomando aspectos de entrevistas con las personas del reality, crearon realidades adulteradas (al principio, con discreción, luego, con descaro).
Me acuerdo de un reality sobre unos individuos que van a entrevistarse con unos falsificadores de boletos para espectáculos en Las Vegas, en su guarida secreta… ¡donde la cámara ya estaba emplazada desde el escondite, bajo un puente, esperando a los del reportaje! Al televidente promedio no le interesa que las Kardashian tengan conflictos en su recámara a tres cámaras, con reacciones inverosímiles, ni que una señora entre al set de Laura Bozzo a tirarle madrazos a “su marido”, por “tener relaciones con su hijo travesti menor de edad”. Acepta el engaño.
A las masas de hoy día no les importa la verosimilitud del video de Eva Cadena (actualmente diputada independiente y ex candidata a la presidencia municipal de Morena en Las Choapas, Veracruz). Cual Donald Trump difamando a Obama de espiarlo, sin aportar pruebas; al parecer, en Derecho ya no se usa la demostración de inocencia o culpabilidad de alguien. En lo que se comprueba si es verdad una difamación, mucha gente juzga de malvada a la persona difamada (su efectividad está en sí misma, como las amenazas de muerte). A mí me lo hicieron en la facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, cuando salía con una chava que a todo mundo le gustaba, cuando un día me dijo, encabronada: “Ya no te voy a ver, por lo que andas diciendo de mi”, pues mis rivales me difamaron, y mi amiga, hermosa pero pendeja, se los creyó.
¿A alguien le consta la existencia del dinero que solo existe en diálogos? No vimos más que fajos de papel, como utilería de una película. Nadie sabe quién se lo dio ni para que, ni si se devolvió o se entregó, ni los nombres de nadie, dónde fue la operación... todas son declaraciones verbales; ni la Fepade ni la PGR investigan, pero algunos medios y políticos afirman que “¡Eva Cadena entregó tanto y luego, en otro video, recibió otro tanto!”. En el siguiente video, la señora misteriosa dirá: “Acá está el chip que soltará la bomba atómica jamás vista, es para López Obrador”.
De entrada no la grabaron a escondidas (en el minuto 1.24 del primer video, Eva mira a cámara). No actúa normal (ni siquiera se alegra por la feria recibida), sino que habla sin entonación, solo escuchamos a la mujer que está fuera de cuadro (causa gracia que, en el segundo video, pusieron un perchero cubriendo a la señora que no se ve, como para darle realismo a que es “una cámara escondida”).
Ben Stiller bien podría hacer una sátira del diálogo: “Es medio millón de pesos para López Obrador, que viene de gira, es medio millón, ¿verdad que se los va a dar a López Obrador? 500 mil pesos. ¿Verdad que López Obrador la quiere mucho a usted? Medio millón. ¿Y cómo prefiere López Obrador el dinero, en pesos o en dólares?”.
Dice Eva Cadena que no sabe el nombre de quien le dio medio millón de pesos (y frente a cámara, nos consta que ni siquiera los contó). A la mejor no es corrupta, pero definitivamente es muy pendeja, y eso bastaría para expulsarla de Morena.
Si Fepade y la PGR quieren darle seriedad al asunto, que le den pastillas para la memoria a doña Eva, y así se ahorran mandar a agentes que aporten nombres, fechas y lugares. Quizá mínimo recuerde el nombre del camarógrafo, que tenía a medio metro de distancia. Después, lo mejor fue la puntada de llegar en Mercedes Benz a interponer una demanda (casi ni se nota que quiere quemar al Peje, por placer, negocio u amenaza).
Les apuesto una botella de tequila a que ese dinero nunca existió. También apuesto que, antes de que salgan libres los Porkys, Miguel Ángel Yunes logrará que Javier Duarte reconozca que financió a Morena (aunque no sea verosímil que un ladrón emanado del PRI esté interesado en financiar un partido de izquierda).
Lo malo de aceptar mentiras por verdades, es que esa costumbre puede despejar el camino hacia un nuevo (pero viejísimo) fraude electoral.
Me parece grave que, ante la contundente traición de Eva, el Peje quiera disculpar a esa mujer, salvo que tenga un romance con ella (y eso sí sería un problema difícil de solucionar).