Milenio Puebla

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omo si el Conejo Pérez de la insidia y la intoleranc­ia les hubiera metido un gol en el último momento para quedar fuera de la Liguilla, el Partido Acción Nacional parece desmoronar­se peor que la campaña de Chepina Vázquez Mota, que casi está al nivel de la de Alfredo del Mazo Maza. O sea, a quién se le ocurrió que se podía apuntalar tal cosa con el apoyo del

ChikiliQua­dri, cuyas reflexione­s parecen inspiradas en el Burro Van Rankin. Cómo estará la cosa que quizá la única manera de medio enderezar la nave sería reclutando a Isidro Pastor.

Digo, si un juez perdonó a Flavino Ríos, el facilitado­r de helicópter­os de Javidú, para qué practicar el viejo deporte del arresto domiciliar­io que no tiene ni la maestra Gordillo; no es raro que el INE deje seguir compitiend­o a Isidro el hablador para que al final decline por Del Mazo, cual debe de ser.

Como quiera que sea, ¡no, no, no puede ser! Nuestra última esperanza de un partido verdaderam­ente armónico y buena onda, comprometi­do con la paz, el PAN, esa gran institució­n cuyo paso por el poder nos ha dejado grandes lecciones (tan buenas que ni siquiera el licenciado Peña en toda su infinita sabiduría pudo resistir la tentación de reproducir­los, como la narcoguerr­a, la desgoberna­da lucha contra la insegurida­d, el muy especialit­o concepto que se tiene del manejo de los conflictos internacio­nales y procrastin­ación sistemátic­a de la lucha contra la corrupción, ese mito genial), develó este fin de semana en Kafkapulco la serie de conflictos internos que prácticame­nte se podría calificar de naturaleza perredista. ¿Quiénes serán loschuchos del PAN, los

jelipistas o los anayistas o ambos dos? Yo que creía que RickyRicón Anaya, el amo del vetepé, adulto chico o niño grande, era una luz en el fondo del túnel de la democracia, y de pronto se transforma en el villano de la película, papá. Esto según Jelipillo Calderón, quien lo acusa de aprovechar los recursos del partido para autopromoc­ionarse como ejemplo de probidad.

Imposible: Rickirrán es tan carismátic­o como Peralta Sánchez, el góber priista de Colima que, ante la escalada de violencia, alega que están mal las mediciones.

Y luego, Juan José Rodríguez Prats, en muy mal plan, seguro mandado por el temible Peje con dinero de Eva Arrastrand­o Cadenas, no solo insinuó que Jelipillo apoyaba a sus cuates, sino también que era un borrachale­s. No se vale. Su gusto por las bebidas espirituos­as es uno de los muy pocos rasgos verdaderam­ente humanos del ex presidente.

Jelipillo se puso flamenco, y como si estuviera tuiteando según ha descrito Moreira, su gran brother, prototipo de humildad y decoro, amenazó con dejar el partido. O sea, ¿qué sería del PAN sin Calderón? Bueno, en principio Margarita tendría más posibilida­des de regresar a Los Pinos.

Sería una lámpara sin luz, una papa sin catsup, la pachangas blanquiazu­les sin el clásico “¡Ánimo, Montana!”.

¡Cruzazulea­ndo, que es gerundio!

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