Huachicol ¿causalidad o casualidad?
Tres meses de 22 de la administración estatal han transcurrido muy de prisa, a la velocidad de varios acontecimientos que han acaparado la atención de la opinión pública nacional.
La celebración por el aniversario 155 de la Batalla de Puebla se convirtió en un punto de referencia en el discurso presidencial, porque el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas no podía omitir por ninguna razón, las bajas causadas al Ejército.
El desfile cívico-militar de Puebla, donde se resalta la importancia del Ejército Mexicano, se convirtió en un día de duelo para las Fuerzas Armadas, debido a las bajas ocurridas en el enfrentamiento con el crimen organizado en Palmarito Tochapa.
Dos meses antes, en la primera semana de marzo, habían caído también en el cumplimiento de su deber, tres agentes especializados de la Fisdai, al enfrentar a una célula del crimen organizado relacionado con el robo de combustible a Pemex, pero también dedicada al secuestro.
Las bajas causadas por la delincuencia a los agentes de la Fisdai no motivaron una reacción mayor del gobierno federal, pese a escalar los delitos vinculados al robo de hidrocarburos a niveles escandalosos.
Los esfuerzos del gobierno estatal, en coordinación con la federación para combatir a los huachicoleros, a pesar de tratarse de un delito federal, fue resultado de un cabildeo estatal para tocar puertas y lograr una coordinación de los tres niveles de gobierno.
En todo este tiempo, al igual que en otras entidades con el mismo problema, han sido los gobiernos estatales los que han invertido recursos humanos y materiales para atacar el robo de gasolina que empezó a generar un trastorno social, económico y de seguridad pública.
Los legisladores federales poblanos hicieron su parte en la Cámara de Diputados para incrementar las penas a los ladrones de gasolina, otorgándole más facultades a los ministerios públicos, con todo y el desdén de los diputados ligados al grupo gobernante.
Debieron ocurrir las lamentables bajas de los cuatro soldados para que el gobierno federal ordenara una “estrategia integral” de combate a los robos a los ductos de Pemex, pero el daño estaba hecho al tejido social con el empoderamiento de los tentáculos del crimen organizado.
Si este gobierno local tiene un periodo tan breve, el desgaste empieza a notarse no solo en esfuerzos sino en imagen nacional que Puebla como estado había logrado como una entidad segura y en paz.