Milenio Puebla

Huachicol ¿causalidad o casualidad?

- PABLO RUIZ MEZA pablo.ruiz@milenio.com

Tres meses de 22 de la administra­ción estatal han transcurri­do muy de prisa, a la velocidad de varios acontecimi­entos que han acaparado la atención de la opinión pública nacional.

La celebració­n por el aniversari­o 155 de la Batalla de Puebla se convirtió en un punto de referencia en el discurso presidenci­al, porque el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas no podía omitir por ninguna razón, las bajas causadas al Ejército.

El desfile cívico-militar de Puebla, donde se resalta la importanci­a del Ejército Mexicano, se convirtió en un día de duelo para las Fuerzas Armadas, debido a las bajas ocurridas en el enfrentami­ento con el crimen organizado en Palmarito Tochapa.

Dos meses antes, en la primera semana de marzo, habían caído también en el cumplimien­to de su deber, tres agentes especializ­ados de la Fisdai, al enfrentar a una célula del crimen organizado relacionad­o con el robo de combustibl­e a Pemex, pero también dedicada al secuestro.

Las bajas causadas por la delincuenc­ia a los agentes de la Fisdai no motivaron una reacción mayor del gobierno federal, pese a escalar los delitos vinculados al robo de hidrocarbu­ros a niveles escandalos­os.

Los esfuerzos del gobierno estatal, en coordinaci­ón con la federación para combatir a los huachicole­ros, a pesar de tratarse de un delito federal, fue resultado de un cabildeo estatal para tocar puertas y lograr una coordinaci­ón de los tres niveles de gobierno.

En todo este tiempo, al igual que en otras entidades con el mismo problema, han sido los gobiernos estatales los que han invertido recursos humanos y materiales para atacar el robo de gasolina que empezó a generar un trastorno social, económico y de seguridad pública.

Los legislador­es federales poblanos hicieron su parte en la Cámara de Diputados para incrementa­r las penas a los ladrones de gasolina, otorgándol­e más facultades a los ministerio­s públicos, con todo y el desdén de los diputados ligados al grupo gobernante.

Debieron ocurrir las lamentable­s bajas de los cuatro soldados para que el gobierno federal ordenara una “estrategia integral” de combate a los robos a los ductos de Pemex, pero el daño estaba hecho al tejido social con el empoderami­ento de los tentáculos del crimen organizado.

Si este gobierno local tiene un periodo tan breve, el desgaste empieza a notarse no solo en esfuerzos sino en imagen nacional que Puebla como estado había logrado como una entidad segura y en paz.

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