La batalla perdida frente a la “huachicultura”
Alos grupos criminales huachicoleros los pueden acusar de todo, menos de “pentontos”, porque en sus acciones mediáticas y movilización “social”, le dan cátedra a los encargados de las políticas sociales de los gobiernos.
Los llamados “escudos humanos” han sido la expresión más organizada para azuzar a los pobladores contra la presencia de las Fuerzas Armadas y corporaciones policiacas, con presencia en los municipios del corredor de redes subterráneas de Pemex, donde tienen las tomas clandestinas.
Posterior a los enfrentamientos del pasado 3 de mayo, las muestras de organización social de los huachicoleros es impresionante, por la capacidad de organización y movilización de muchas familias que se han convertido en una base social y económica, bien organizada.
Ya habían dado muestras de la capacidad logística propagandística con la filtración de la videograbación, seguida por la colocación de mantas con diversas leyendas contra el Ejército Mexicano, puestas estratégicamente en templos y edificios públicos.
Demostraron, además, el control de diferentes sectores de la población, principalmente, niños y adolescentes que bordo de motocicletas portan como placas de circulación la imagen de “Óscar Valverde” y las hojas de amapola.
El Estado abandonó los programas sociales y dejó a las colonias y barrios rurales en manos de los grupos criminales y, como ocurrió con los cárteles de la droga, se convirtieron en los “benefactores” sociales ante la omisión o complicidad gubernamental.
Solo en la junta auxiliar de Palmarito Tochapa, el hecho de “sacar” a las calles a las familias para manifestarse portando flores blancas para pedir el retiro de las fuerzas castrenses, luego de los hechos del 3 de mayo, habla de una maquinaria social muy bien aceitada.
Pero van más allá los grupos criminales, pues han encontrado, en el discurso demagógico del político tabasqueño Andrés Manuel López Obrador (AMLO), la mejor sombra y defensa de sus actos ilícitos, pero es el mejor aliado en la campaña permanente de desprestigio del Ejército.
Uno de los políticos (ahora ex priista), Alejandro Armenta Mier, ahora venerador de AMLO, era uno de los activistas aliados de los
huachicoleros de la zona de Acaztingo, que instigaba a la población contra los operativos policiacos que combatían el robo de gasolina.
Los gobiernos han perdido la pelea frente a la estructura bélica, mediática, financiera, económica, social y cultural del crimen organizado, que ha hecho del huachicol una forma de vida para una población que los protege como sus únicos benefactores, ante el abandono y la corrupción gubernamental.