Guerra sucia, literal
A esta ola de publicaciones digitales, ahora se suman agresiones físicas, como los huevazos que AMLO recibió en Huatusco
Cuando algunos predijimos que a Andrés Manuel López Obrador le adelantarían la estrategia propagandística conocida como “guerra sucia” y que a ésta, a diferencia de otros sexenios, le subirían el “volumen”, jamás imaginamos que llegaría al grado infantil de los huevazos.
Desde hace unas semanas, por WhatsApp o Facebook, hemos recibido (muchos de nosotros) los videos editados, las fotos compuestas, las acusaciones sin sustento de un AMLO “corrupto”, que recibió millones de pesos de un innombrable como Javier Duarte y de un hijo suyo dueño de un Lamborghini, pero que hasta la fecha ni le han encontrado el auto de lujo, ni una sola cuenta bancaria en Mónaco o un rancho de millones de dólares en Tabasco como el que gozan muchos en este país, qué digo en este país, en este estado, en Puebla. ¿Quiere que le platique de la quinta y de los caballos españoles de Enrique Agüera, ex rector de la UAP? ¿O del rancho fastuoso de José Juan Espinosa, alcalde de San Pedro Cholula, que ahora pretende cual Eva Cadena buscar el cobijo de Morena? Y esto sólo en Puebla con un ex académico de una institución pública y el presidente municipal de una hermosa, pero modesta ciudad.
A esta ola de publicaciones digitales ahora se suman las agresiones físicas, como los huevazos que AMLO recibió en Huatusco, Veracruz, el día de ayer. Ya empezaron los proyectiles blandos, ¿qué sigue? ¿El magnicidio? Cuidado líderes de partidos. Cuidado macabros caballeros de la mesa redonda. No provoquen al pueblo de México que está a nada de levantarse a los madrazos.
La matemática es muy sencilla. Si pillos como Humberto Moreira pueden caminar “con la frente en alto” por las calles sin ser agredido, ¿cómo es posible que una ciudadana que se asume priista, pueda ser capaz de lanzarle un huevo al tabasqueño que lo único que ha hecho en su carrera (larga carrera) política es recorrer el país? Yo le comparto mi teoría: guerra sucia “de huevos”.
Mientras Ricardo Anaya, líder nacional del PAN, hace videos ridículos exponiendo a sus hijos, lanza el huevo y esconde la mano.
Mientras Enrique Ochoa, dirigente de los priistas en México, se esconde en declaraciones y entrevistas ridículas con probadas acciones de abuso de autoridad, lanza el huevo y esconde la mano.
Mientras Alejandra Barrales, la jefa de los perredistas, acaba por darle el tiro de gracias a su partido, lanza el huevo y esconde la mano.
¿Ese, es el nivel democrático de una contienda o también va a ser “un hecho aislado”?
El que esté libre de pecado, que se agarre los huevos y recorra esta nación tres veces.