Milenio Puebla

Cómo un hypercar mexicano ayudaría en la contingenc­ia

- BÁRBARA ANDERSON barbara.anderson@milenio.com o Twitter: @ba_ anderson

Hace unos meses una muy poco conocida empresa automotriz mexicana — LTM HOT SPOT— y sus fundadores — Álvaro

Gutiérrez y Manuel Llaguno— sorprendie­ron a muchos con el lanzamient­o de un auto que parecía salido de una película de Marvel: el Inferno.

Se trata de un hypercar de mil 400 caballos de fuerza, con un diseño futurista y lleno de tecnología desarrolla­da por ingenieros locales e internacio­nales: un material liviano y ductil llamado ‘ metal

foam’ (aleación de zinc, aluminio y plata) y el Black Box. Este último, reza su media

kit, ‘es un sistema de conversión parcial que incluye un generador de hidrógeno colocado en la cajuela del auto, la cual trabaja con agua y electrolit­os, que separa los elementos del H2O, generando hidrógeno que se traslada desde la cajuela al motor por medio de una conexión independie­nte hasta el motor’.

Este Black Box (que fue pensado para su mega coche deportivo) permite una combustión más eficiente que aumenta hasta en 35 por ciento la potencia del auto, ahorra entre 25 y 45 por ciento de gasolina y disminuye 50 por ciento la emisión de gases contaminan­tes.

Ahora, esta tecnología futurista está disponible para cualquier vehículo de 4 o 6 cilindros, “y como cumple con todas las especifica­ciones del gobierno, permite tener engomado doble cero”, cuenta Manuel

Llaguno, responsabl­e de nuevos negocios de la empresa.

La contingenc­ia ambiental puede ser un buen momento para posicionar este producto (que cuesta 20 mil pesos) en el mercado ‘de calle’ y convertirs­e en un negocio menos elitista tal vez que fabricar el Inferno, pero con un mercado enorme. Ya tienen 300 instalados en el país. “Hoy todos los negocios tienen que pensar en el medio ambiente”, agrega Llaguno, quien tiene en lista de espera otras 18 patentes más para el competido sector automotriz.

Y mientras en México promueven esta tecnología (que llevó cuatro años de investigac­ión y desarrollo) en una planta en Italia, ya se están fabricando las primeras unidades de Inferno (www.infernoexo­ticcar.com), un auto que tardaron ocho años en crear.

La planta, donde comenzó la producción a principios de 2017, es la misma donde se fabrica el Lamborguin­i Veneno. Sin duda, su aliado en el diseño, el italiano Antonio

Ferrioli tiene mucho que ver en la decisión de donde se fabrica este vehículo que alcanza los 395 km x hora.

Después de la triste historia de los hermanos Mastretta y su Mastretta MXT, la nueva firma Inferno Automobili parece haber aprendido de errores ajenos: ya tienen nueve unidades vendidas a exquisitos clientes de Asia y los Emiratos Árabes que pagarán 2.3 millones de euros por un vehículo pensado desde México y con talento europeo y estadunide­nse.

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