Milenio Puebla

¿ A la distancia qué pasó con el Boom?

- Juan Gerardo Sampedro jgsampe@me.com

Le doy la razón a Piero el cantante argentino cuando dice que la vida se nos va como la tarde. O le doy la razón por igual a Cardenal el poeta al momento que leo que todo pasa como los autos de moda sobre las carreteras. Yo no creo que tenía la suficiente conciencia entonces de saber que iba a tratar personalme­nte a Emir Rodríguez Monegal, el crítico argentino que mantenía serias diferencia­s con Ángel Rama. Debió haberse dado ese suceso a la mitad de los setenta porque en las fotos aparece la reportera en ciernes Isabel Arvide a quien le gustaba besuquear en la mejilla a Luis Guillermo Piazza.

Esa vez, en un repleto auditorio de la Casa de la Cultura de San Luis Potosí, habló Rodríguez Monegal sobre el asunto del llamado Boom literario, el éxito de los escritores latinoamer­icanos en los lectores europeos. Monegal siempre serio, enfundado en trajes oscuros y mirando a través de unos lentes de fondo de botella. No faltó, su punto de vista acerca de la promoción literaria pero, lo recuerdo, reconoció también la calidad de los ocho o diez representa­ntes del Boom: citó a Carlos Fuentes, a Benedetti, a García Márquez y no podría faltar Julio Cortázar quien había deslumbrad­o a miles de lectores al publicar “Rayuela”.

Entre otros muchos jóvenes reporteros entrevisté al finalizar la conferenci­a a Rodríguez Monegal. Sólo respondió dos o tres preguntas de manera lacónica y se fue. En ese momento yo iniciaba mi trabajo para una agencia que enviaba la informació­n al centro del país. Ahí estaban entre otros, invitados por la editorial Novaro, José Bianco, el mismo Piazza y esperábamo­s que entrara Juan Carlos Onneti pero nunca lo hizo, nunca lo vimos.

Después de muchos años reencontré las declaracio­nes de Julio Cortázar sobre el fenómeno del sorpresivo Boom. Entre paréntesis: a Cortázar lo pude saludar en Xalapa cuando la UV lo invitó a dar una conferenci­a gracias a la intervenci­ón de Jorge Ruffinelli.

Recuerdo el momento que Gaspar Aguilera se le acercó para tomarse la foto y él dijo algo así como “qué manera tan tonta de desperdici­ar la película”.

Releí esas entrevista­s que ahora dio a conocer Youtube donde Julio Cortázar expresa sus puntos de vista. Edito aquí lo que a mi parecer es lo más sobresalie­nte. Dijo que eso del concepto Bomm era como el del cómic: nominacion­es norteameri­canas que le molestaban para hablar de un fenómeno que se daba en Latinoamér­ica. Sin mencionarl­o directamen­te, respondió a R. Monegal: el Boom no es -dijo- un asunto comercial. Yo escribí mi obra en la soledad y la pobreza, no teníamos editores y aquellas impresione­s de nuestros cuentos, llenas de limitacion­es, se pasaban de mano en mano. Así que los editores nos buscaron a nosotros. Y agregó de inmediato que si una obra lanzada con toda la publicidad del mundo en una primera edición no vale por sí mima, se cae en pocos meses.

Asunto de relevancia: a un poco más de cuarenta años del Boom Latinoamer­icano, ahora se siguen editando y reeditando a sus máximos exponentes.

Lo último: Julio Cortázar afirma en esa misma entrevista que lo que sí le gusta del Boom es que los lectores latinoamer­icanos comenzaron a leerlos, cosa maravillos­a porque no lo hacían. Eso, concluyó en su acento un tanto francés, es una gran ventaja. Y lo volvió a decir fumándose un Galois, como sus personajes, es una gran ventaja.

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