Entendiendo el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos
P ara entender primero, por qué la violencia sexual debe ser eliminada y erradicada, cuando hablamos de conflictos armados; o incluso no armados, pero cuando se comete de manera sistemática y es permitida por el estado, debemos entender que la violencia sexual en conflictos es un crimen de lesa humanidad.
Es decir que, además del profundo problema social que existe en nuestra sociedad, en donde las mujeres son usadas como objeto de seducción y para uso sexual; también debemos agregar el uso de la fuerza oficial y la fuerza del Estado para someter a la mujer en casos de interrogatorio, como arma de guerra y en situaciones de conflicto.
En 2017, la organización Open Society denunció que en México se cometen crímenes contra la humanidad. Esta es una de las primeras veces que el término se ocupa en referencia nuestro país. En esa ocasión, denunciaban las ejecuciones extrajudiciales de civiles, por parte de militares. Así como son conocidos los casos de Tlatlaya, Tanhuato y San Fernando, entre otros. No obstante, también se han denunciado la tortura, la violación sexual y el uso de niños para fines de guerra como crímenes de lesa humanidad.
Ante esto, no sólo gobiernos locales, sino también organizaciones de la sociedad civil están tomando acciones. A nadie, ni siquiera al Estado mexicano, le conviene que la comunidad y. los tribunales de justicia internacionales consideren a México como un país en donde se permiten o se protegen a quienes ejecutan estos actos. Sin embargo, no es ninguna sorpresa que sean las organizaciones civiles las que mayor importancia le dan el tema, y las que mayores acciones o legislaciones están impulsando para la protección de los derechos humanos de los mexicanos. Hace apenas un mes se aprobó por una unanimidad la ley contra la tortura, se discute plena y profundamente la ley de seguridad interior; habiendo voces a favor y en contra sobre cuáles son los límites del ejército y de la fuerza civil para protegernos. Estoy segura de que, precisamente gracias a que existen voces dentro de la sociedad civil que se encuentran en la discusión, podremos estar seguros de que la ley será útil a largo plazo y, sobretodo, integral para proteger nuestros derechos como ciudadanos.
No obstante, aún es necesario un protocolo de ley en el que las mujeres sean protegidas de ser usadas como arma de guerra: que su cuerpo no sea munición en casos de conflictos armados, combate al narcotráfico, o para represión de ciertos grupos y movimientos sociales.
Mientras tanto, desde MISAC estamos impulsando la autonomía y protección de la mujer. En su autonomía, en su libertad y en el conocimiento de que tiene el poder de decisión, de denunciar y de actuar conforme a su condición, y en pleno uso de sus facultades ciudadanas. Seguiremos impulsando desde nuestra trinchera para que la mujer sea reconocida, no solamente en la igualdad; sino en la protección y para que se garanticen plenamente sus derechos humanos.