COACH BUSCA LLEGAR A JUEGOS OLÍMPICOS
Como atleta no pudo y ahora lo intenta como entrenador
Dentro del amplio mundo del deporte, reza una frase en la que se afirma que no siempre el mejor exponente, es el mejor entrenador, máxima en la vida del coach de atletismo, Óscar Díaz, que si bien no triunfó cuando corredor, logró el éxito desde la grada como mentor de distintos atletas en la entidad.
Nacido el 6 de marzo de 1981, Óscar Díaz Rodríguez, es oriundo de Nezahualcóyotl en el Estado de México, sitio en el que las circunstancias propias de la zona lo llevaron a optar por la práctica del deporte desde temprana edad, a sabiendas de que existían muchos riesgos por el simple hecho de estar en las calles.
“Siempre vi la vida desde otro punto de vista, al ser del Estado de México era muy complicado vivir ahí en los Reyes La Paz, en Iztapalapa, la inseguridad era de todos los días, el deporte me abrió muchas puertas, antes con la señal abierta por televisión veías todos los eventos deportivos, lo que más me impactó fue ver correr a Dionisio Cerón el Maratón de México en el año de 1992”.
Tras probar en varias disciplinas, finalmente sobre el cierre de su educación primaria encontró en el atletismo la posibilidad de explotar sus cualidades físicas, por lo que fue en el salto de longitud donde de inicio probó fortuna, sin saber que más tarde cambiaría todo ello por las carreras de medio fondo.
“Anduve de aquí para allá, jugaba voleibol, futbol, beisbol, en atletismo empecé haciendo salto de longitud porque en el equipo todo estaba ocupado, las pruebas de velocidad y medio fondo, nadie hacía pruebas de campo, así que empecé en el salto de longitud. Empecé en los Juegos Escolares, en primaria, al cambiar a la secundaria, mi profesor también me acompañó y ahí seguí desarrollándome”.
Si bien practicó dicha modalidad hasta la preparatoria, en un viaje relámpago a Puebla para visitar a sus familiares, se topó de lleno con el mundo de las carreras, ello tras acompañar a uno de sus primos, quien le hizo ver que ahí podría desempeñarse en un alto nivel, lo que a la postre decidió probar en su regreso a territorio mexiquense.
“Ya estando en la prepa seguía en el salto de longitud, en una ocasión vine a Puebla a visitar a mi familia, uno de mis primos corría medio fondo, me uní a él, nada más por hobbie y terminé involucrándome de lleno en el medio fondo. Me gustó acompañarlo a los entrenamientos en La Malinche, al Popo, allá por la actual zona de los Héroes, regresé para trabajar de donde soy originario, en el cerro donde hoy en día existe el Deportivo ‘Soraya Jiménez’, ahí tuve la oportunidad de conocer en sus inicios a Noé Hernández, medallista olímpico”.
Decido a ponerse a prueba en los mejores eventos, al poco tiempo de haber comenzado sus entren a mi enestando tos, Díaz Rodríguez contendió en el medio maratón de Zapopan en Jalisco, donde pudo darse cuenta que aún necesitaba mucha preparación, la que curiosamente encontró justo al mudar en forma definitiva su residencia a Puebla en el año 2000.
“Empecé corriendo un medio maratón en Zapopan, Jalisco, terminé con 1 hora 27 minutos, corrí el medio maratón de los trabajadores, igual con 1 hora 32 minutos, fulminado, cuando vengo a Puebla me presentaron al profesor Holbein de la BUAP, él me dijo que si quería lograr, llegar a algo, debía empezar de más abajo, no de plano en el fondo completo, así empecé a correr 800 y mil 500 metros”.
Curiosamente no fue su deseo por correr lo que lo trajo a Puebla, sino el interés de estudiar la carrera en Psicología Educativa, ya que debido a los problemas existentes en las instituciones públicas de la Ciudad de México, optó por emigrar para así cumplir con todas sus metas.
“Los problemas en los que me involucré en la Ciudad de México, en la UNAM con la huelga en el 98, estando en el Politécnico con los porros que no te dejaban estudiar, a los de nuevo ingreso nos traían de carne de cañón, entonces terminé llegando a Puebla, entré en la Universidad Pedagógica en la 211”.
Un nuevo comienzo en Puebla
Ya instalado en la Angelópolis, Óscar Díaz tuvo que buscar dónde mejorar sus técnicas que le permitieran alcanzar lo que tanto deseaba, de ahí que en una visita al Parque Ecológico, conoció al entrenador de origen cubano, Pedro Tani, que de inmediato transformó su deseo de competir a un alto nivel en toda una realidad.
“Luego de entrenar con Holbein, terminé en el Ecológico conociendo a Pedro Tani y al profe ‘Julito’, ahí ya había una escuela, Pedro me hizo unas pruebas y me mandó a entrenar directamente con César Simoni en su equipo, en 2001 empecé a entrenar con él en los mil 500 metros”.
Al cabo de unos meses, inició su andar en competencias de corte nacional, donde a pesar de sus esfuerzos, sus marcas no le permitieron subirse al podio de ganadores como él hubiera querido, situación que de ninguna manera generó frustración, pero sí un mayor deseo de luchar para así trascender.
“Tuve una época muy difícil, teníamos grandes exponentes, por mencionar a Juan Luis Barrios, en Puebla teníamos a Julio César