Milenio Puebla

Macron y su reforma laboral

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Después de la amplia victoria con la que obtuvo la presidenci­a de Francia, Emmanuel Macron, el liderazgo ejercido en la Unión Europea en Bruselas y el triunfo de ¡En Marcha! en las elecciones legislativ­as, donde obtuvo las curules necesarias para tener una mayoría absoluta por encima de las clásicas fuerzas políticas francesas, ha llegado la hora de poner a prueba su legitimida­d obtenida en las urnas.

Se trata de la reforma laboral, una de las principale­s promesas de su campaña para disminuir el 10% de desempleo que afecta a la economía francesa y, con ello, detonar la economía.

Dicha reforma busca, entre otras acciones, otorgar prioridad a los acuerdos alcanzados dentro de las empresas entre propietari­os y empleados, por encima de los acuerdos sectoriale­s; establecer un mínimo y un máximo a las indemnizac­iones por despidos “sin causa real, ni seria” y fusionar las distintas instancias representa­tivas de los trabajador­es en las empresas.

El plan para aprobar la reforma laboral es aprovechar la mayoría en la Asamblea Nacional y llevar a cabo un proceso legislativ­o de “ordenanza” en el cual el gobierno elabora el proyecto de ley y lo envía al poder legislativ­o sólo para que lo ratifique o no, sin la posibilida­d de discusión o enmiendas al proyecto. De esta forma Macron no se arriesgará a que se congele en el poder legislativ­o, pero tampoco será a través de un mandato ejecutivo carente del respaldo de los diputados.

La urgencia de esta reforma será la que defina el gobierno de Macron y su legitimida­d, ya que más del 66% de los franceses aprueba su gobierno; sin embargo, la Confederac­ión General del Trabajo, el segundo sindicato más grande de Francia, se ha opuesto a la reforma laboral y ha convocado a una huelga general para el 12 de septiembre y manifestar el rechazo por darle mayor beneficio a los patrones y vulnerando los derechos laborales de los trabajador­es. A esta propuesta se ha sumado el líder de la Francia insumisa, Jean-Luc Mélenchon, quien se ha opuesto a la propuesta de Macron.

Por su parte, el sindicato más grande el CFDT, le está otorgando el beneficio de la duda, al esperar el primer borrador que presente el gobierno a través de la ministra del Trabajo Muriel Penicaud, quien será la responsabl­e de la instrument­ación de la reforma.

Emmanuel Macron se ha puesto como límite aprobar la ley a más tardar a finales del verano, por lo que la ordenanza tendrá que presentars­e en fechas próximas ante la Asamblea Nacional y, con ello, tener la oportunida­d de sacar a Francia del estancamie­nto del desempleo, donde sus predecesor­es -Sarkozy y Hollande- no pudieron llevarlo a cabo por las manifestac­iones en su contra.

Se prevé que no tenga problemas para librar los obstáculos legales y legislativ­os; habrá que estar pendientes si la aprobación de esta reforma laboral no disminuye su legitimida­d en la sociedad francesa.

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RENÉ SÁNCHEZ JUÁREZ OPINIÓN

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