Golpe con la “izquierda” al sindicalismo
Aquel “principio” en el medio periodístico de que “perro no come perro”, se me hace tan arcaico y, por lo tanto, obsoleto, más aún cuando se trata de un agravio al derecho a huelga de los trabajadores de La Jornada.
El “Pravda” mexicano, como calificó a este diario de “izquierda”, Porfirio Muñoz Ledo, ante un grupo de reporteros (en alusión al órgano de información oficial del extinto Partido Comunista de la Unión Soviética), resultó más conservador que el sindicato patronal, y eso que están con el “pueblo bueno” de AMLO.
“Defensor” del derecho de huelga en su línea editorial en el tratamiento de la información laboral, los dueños de este diario, muchos de ellos de “izquierda”, simple y llanamente echaron mano de los más oscuro del tribunal laboral para solicitar y lograr la inexistencia de la huelga.
Fueron 133 de 203 votos los que se inclinaron por estallar la huelga debido a los recortes de las prestaciones económicas y del salario, este último reducido hasta en 30 por ciento, pero la parte patronal pretendía extender la reducción al ciento por ciento, reveló la líder de Sitrajor Judith Calderón.
Estallada la huelga el viernes 30 de junio, unas 20 personas, entre directivos y personal de confianza, se negaron a abandonar el edificio del rotativo para hacerla de esquiroles; le siguió la declaratoria de inexistencia de huelga y el ultimátum de 48 horas para reanudar labores o despedir a huelguistas.
Derrotados, los sindicalizados del Sitrajor “entregaron” las instalaciones pese a que nunca fueron desalojadas, ni dejó de editarse el diario, gracias al esquirolaje al estilo de los sindicatos blancos.
Los representantes de la patronal de La Jornada pueden tener todos los argumentos respecto a la grave crisis económica de la rotativa, pero no se justifica endosársela a los trabajadores con la reducción de salarios y prestaciones.
Lo ocurrido en el conflicto laboral entre los trabajadores y los directivos es un asunto de interés público en la medida que la junta local favorece a la patronal para asestar un severo golpe al sindicalismo, a los contratos colectivos y al derecho a huelga de los trabajadores mexicanos.