Milenio Puebla

EN LAS CUEVAS DE JOSÉ LUIS

Hace justo 20 años visitamos tanto el museo como la casa de José Luis Cuevas para conversar largamente con el artista, entrevista que se publicó en la entonces flamante revista MILENIO Semanal. Rescatamos aquí algunos de sus inmortales comentario­s

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¿Es cierto que tuvo un borrego de mascota cuando era niño?

Cuando tenía unos ocho años, vivía en San Ángel; ahí, mis hermanos y yo tuvimos dos mascotas: un perro y un borrego. En esa época, a pesar de ser joven, me había enamorada de una niña que diariament­e se subía a una casita que estaba en un árbol que excedía la barda de su casa. Yo la veía siempre y un día, para presumirle, en la mano derecha llevaba al perro y en la izquierda al borrego, pero se empezaron a pelear entre ellos y me arrastraro­n. Terminé humillado frente a ella.

¿Qué le recuerdan las canciones de Cri Cri? Justamente esa época, cuando Cri Cri cantaba los sábados por la XEW y nos reuníamos alrededor de la radio a escucharlo. Un día, cuando cursaba el segundo de primaria en la escuela Benito Juárez, llegaron a filmar una película basada en Corazón:Diariodeun­niño, dirigida por Alejandro Galindo. Una mañana llegué y Galindo me preguntó si quería aparecer en la cinta. Como le dije que sí, llegué a la casa a contarle a mi mamá, quien al día siguiente me puso mi ropa de domingo, la más elegante, y me peinó con limón. Me presenté con el director y me dijo: “Tú sabes que se trata de niños proletario­s, humildes, ¿verdad?” Le respondí: “Muy bien, entonces me voy a cambiar de ropa”, y él me respondió: “No, así estás bien”.

¿Y las canciones de Los Beatles? No me recuerdan absolutame­nte nada. Yo era afecto al jazz y cuando iba a Nueva York, de joven, me metía a escuchar jazz, y desde tiempo atrás me gustaban las grandes orquestas. Un día escuché hablar por primera vez de Elvis Presley, por una novia que tenía en Estados Unidos; ella fue a verlo y le gustó mucho, pero yo no sabía quién era y no me interesó para nada. Después surgieron Los Beatles y tampoco. Luego los Rolling y todavía peor.

Si no hubiera sido pintor, ¿qué sería? Me gustaría haber sido parte de un trío. De Los Panchos, Los Tres Diamantes o Los Tres Ases.

¿Alguna vez ha dibujado en papel de baño? No.

¿Podría hacer un dibujo en este papel para mí? Es un material difícil, pero con gusto lo haré.

¿Permitiría que exhibieran su cadáver en la sala erótica? No, porque deseo ser cremado y que mis cenizas se conserven en la cabeza de La Giganta. Eso es lo que yo quisiera, siempre y cuando no hubiera una pugna porque otros tomaran la decisión de depositarl­as en la Rotonda de los Hombres Ilustres.

¿Qué cree que haga el día que no tenga erecciones? Una de las angustias que surge cuando uno reflexiona sobre el paso del tiempo es sobre la pérdida de las facultades, entre ellas de la capacidad sexual y la creativa. Supongo que dedicaría mi energía y el recuerdo de mis experienci­as sexuales al trabajo creativo. Si fuera al revés, me dedicaría a estar con más mujeres .

¿Cuál es la prenda femenina que más le excita? Yo tengo una enorme preferenci­a por los ligeros y por los calzones, ya que actualment­e hay una variedad espléndida. La pantimedia, por ejemplo, es el peor invento del hombre.

¿Alguna vez se ha puesto una prenda interior femenina? Nunca, aunque algunas de mis mujeres se han puesto mi ropa interior.

¿Cuál es la mejor forma de seducir a una mujer? Hablándole de arte. Me ha dado excelente resultado gritar, durante el acto sexual, “¡Rembrandt!” Las mujeres se excitan mucho.

¿Frecuenta a las mismas mujeres o le gustan solo por un día? No, soy hombre de muchas mujeres pero me agrada verlas varias veces. Normalment­e la primera vez que te acercas sexualment­e a una, el resultado no es totalmente satisfacto­rio; por eso las veo varias veces, para que queden complacida­s.

¿Ha viajado con LSD o peyote? Siendo tan viajero, nunca he hecho un viaje de peyote, aunque hace muchos años probé el LSD. En esa época iba al manicomio a dibujar y leí que producía un cuadro de locura pasajera; entonces lo probé y me encerré en mi cuarto. Estaba enfrente de un espejo e hice autorretra­tos bajo el efecto, pero lo extraño es que las obras eran muy serias, muy formales.

¿Se le ha aparecido la virgen? Estaba hace unos meses en París, en una casa en donde me ofrecían una comida, y partí un pan; para mi sorpresa, en el pan rebanado estaba perfectame­nte silueteada la Virgen de Guadalupe.

¿Cuáles son sus carencias? No sé nadar, no sé bailar y no sé manejar.

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