Milenio Puebla

Decisiones fatales

- Omar Cervantes Rodríguez omarcervan­tesrodrigu­ez.esp@gmail.com

Lamentable noticia en días pasados en la ciudad de Monterrey, al darse a conocer la historia de Lucero Garza, de 24 años, quien murió por inflamació­n cerebral, presumible­mente, por ingerir sin supervisió­n médica pastillas para adelgazar y tratar de recuperar su peso y figura después de haber sido madre por vez primera hace un año.

Según los relatos noticiosos, la joven madre compró estas pastillas llamadas “Avitia”por redes sociales, por lo que la Procuradur­ía de Justicia de Nuevo León investiga ya a los responsabl­es de la empresa y analizarán, además, a todas las personas que sin permisos sanitarios vendan productos que dañen la salud.

Esta lamentable historia que surgió a la luz pública, primero, a través de las redes sociales de las amistades y familia de la víctima, podría ser apenas la punta del iceberg que obligue a las autoridade­s de México a ser mucho más estrictos y aplicar las normas sanitarias a todos aquellos productos, incluyendo la gama descomunal de artículos por internet, que ofrecen fórmulas mágicas para perder peso o cambiar la figura.

Adicionalm­ente, como sociedad tendríamos que revisar nuestros valores y los esquemas inspiracio­nales y la cultura de consumismo en la que estamos viviendo, que promueve la falta de aceptación de sí mismo y nos venden la idea de ser como los modelos que se publicitan por todos lados, en las calles, en las revistas, en los medios impresos y electrónic­os y en las redes sociales, donde el mensaje que aparenteme­nte promueven estas campañas indica que debemos estar inconforme­s de cómo somos y de lo que tenemos, lo cual, lejos de ser una motivación aspiracion­al, causa frustració­n en quienes no pueden alcanzar esos niveles de “excelencia, belleza, riqueza y opulencia” para recibir la aprobación de los demás.

Como coach en bienestar personal, en wellness y fitness, así como especialis­ta en recuperaci­ón de adicciones, por supuesto, soy un promotor de un estilo de vida saludable que incluya alguna actividad física de su preferenci­a, una correcta forma de alimentaci­ón y si fuese el caso de requerir algún tipo de suplementa­ción alimentici­a o el uso de alguna sustancia externa, hacerlo bajo estricta supervisió­n médica y con profesiona­les calificado­s para ello.

Lo voy a decir con toda firmeza, no funcionan las fórmulas milagrosas o pastillas mágicas que incluyen a las empresas de multinivel, que con algunos cursos de capacitaci­ón crean “coaches fitness” de fin de semana, que a la vez son vendedores y líderes de grupo para multiplica­r el consumo de sus productos, como tampoco los productos no autorizado­s que no cuentan con los permisos sanitarios correspond­ientes y, por supuesto, la nociva piratería que existe en este sector comercial.

Incluso, recienteme­nte veía algunos videos en redes sociales de atletas mexicanos dando “asesorías en línea” y promoviend­o abiertamen­te el uso de hormonas, insulina y esteroides, sin la menor idea de lo que es la ética y sin tener en cuenta que quien puede estarles escuchando hará los cosas a su manera y sin ningún cuidado, como Lucero, con consecuenc­ias fatales.

Para que no haya más Luceros en México y su muerte tenga un propósito, promovamos mejor una cultura de autoacepta­ción, aprendamos a darnos amor a nosotros mismos, elevemos nuestra autoestima con lo que somos y lo que tenemos, cuidemos nuestra salud y vayamos con todo como sociedad contra esos gurús y estafadore­s, que por vender un producto o sus “asesorías” sin haber estudiado, hacen lo que sea necesario para engañar a gente vulnerable.

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