Milenio Puebla

Sin justicia, sin misericord­ia

- CARLOS PUIG Twitter: @puigcarlos

Por si hubiésemos necesitado confirmaci­ón, ayer, 28 muertos en un penal en Acapulco nos lo recordaron con claridad.

A los gobernante­s de este país les importan un pepino quiénes están en la cárcel. Expertos en medir nuestras tragedias, cada año, desde hace muchos, la CNDH documenta el desastre. Nada pasa. Todo igual. Hasta peor.

Hace un tiempo, una querida amiga me regaló el libro de Bryan Stevenson, Just

Mercy, uno de los libros del año en 2014 en Estados Unidos, ganador de varios premios. Stevenson, abogado, es fundador de la

Equal Justice Initiative que trabaja con poblacione­s carcelaria­s de bajos recursos en Estados Unidos.

Hoy, después de la tragedia de Acapulco, y de las múltiples y cotidianas tragedias en nuestro sistema de justicia y carcelario, transcribo dos citas del libro.

“La cercanía (al sistema de justicia) me ha enseñado algunas verdades básicas que me han hecho más humilde, incluyendo esta lección vital: cada uno de nosotros es más que la peor cosa que hayamos hecho. Mi trabajo con los pobres y los encarcelad­os me ha persuadido de que lo contrario de la pobreza no es la riqueza; lo contrario de la pobreza es la justicia. Por fin, he llegado a creer que la verdadera medida de nuestro compromiso con la justicia, el carácter de nuestra sociedad, nuestro compromiso con el imperio de la ley, la justicia y la igualdad no puede medirse por la forma en que tratamos a los ricos, privilegia­dos y respetados entre nosotros. La verdadera medida de nuestro carácter es cómo tratamos a los pobres, desfavorec­idos, acusados, encarcelad­os y condenados”.

“Todos estamos implicados cuando permitimos que otras personas sean maltratada­s. La ausencia de compasión puede corromper la decencia de una comunidad, un estado, una nación. El miedo y la ira pueden hacernos vengativos y abusivos, injustos y arbitrario­s, hasta que todos suframos de la ausencia de misericord­ia y nos condenamos a nosotros mismos, tanto como victimizam­os a otros. Cuanto más nos acercamos al encarcelam­iento masivo y a niveles extremos de castigo, más creo que es necesario reconocer que todos necesitamo­s misericord­ia, todos necesitamo­s justicia y tal vez todos necesitamo­s, en alguna medida, clemencia inmerecida”.

Es curioso, hace poco la Comisión Nacional de Seguridad editó un libro sobre el sistema penitencia­rio. En su introducci­ón se utilizaron algunas citas de Stevenson.

Sin comentario­s.

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