“Todos necesitamos vivir Atom Egoyan
es algo mucho más monumental, y aquí lo que se ve es cómo este acto de maldad puede tener repercusiones a lo largo de diferentes generaciones. En Exótica se muestra una generación y en Ararat cinco, y de cierta forma es la película menos lograda porque es mucho más ambiciosa. Ararat está basada en una maldad del Estado, el genocidio armenio perpetrado por los turcos, y su negación. En México, actualmente estamos viviendo matanza tras matanza, y nuestro Estado y muchos de nosotros nos negamos a reconocer esta situación. ¿Qué nos puede usted decir sobre las matanzas y la necesidad de revisión del presente y el pasado? Durante 50 años la gente en Armenia no habló sobre el genocidio perpetrado por los turcos, porque era algo abrumador, así que no hubo un reconocimiento sino 50 años después de la matanza. A la primera generación siempre le cuesta trabajo reconocer esta violencia tan extrema, las masacres, porque reconocerte a ti como víctima, saber que has sido victimizado, es algo que te paraliza y es algo muy difícil de aceptar. La situación en México es realmente problemática por la falta de solución que hay, y esto tiene que ver con los cuerpos de los desaparecidos, cómo dar cuenta de toda esta gente que desapareció, sin evidencia tangible, y esto hace que a veces sea más difícil el acceso a la justicia. “Los turcos, que niegan el genocidio armenio, ahora argumentan que no había tantos armenios en esa zona, que ni siquiera había tanta gente, lo que no es cierto. Pero en México, afortunadamente, no pueden decir eso, negar que esas personas estuvieron ahí; ellas ciertamente estaban ahí, simplemente han desaparecido”.