Milenio Puebla

Los Derechos Humanos, una responsabi­lidad social

- Ricardo Velázquez

C onceptuali­cemos a los derechos humanos como un conjunto de libertades inseparabl­es a todas las personas, por el solo hecho de serlo, las cuales garantizan la dignidad humana y su efectiva realizació­n resulta indispensa­ble para el desarrollo integral de la persona.

Este conjunto de libertades trasciende las fronteras de toda Nación. La comunidad internacio­nal puede y debe intervenir cuando considere que un Estado está violando los derechos humanos de su población, por eso decimos que son universale­s. Así como la universali­dad, la interdepen­dencia, la no jerarquiza­ción, la obligatori­edad, la irrevocabi­lidad, la no negociabil­idad, etcétera, son caracterís­ticas de esas garantías esenciales que otorgan el poder pleno a nuestras libertades.

El surgimient­o los derechos humanos responde a la idea de las necesidade­s que tenemos los seres humanos para vivir dignamente, como son: alimentaci­ón, vestido, vivienda, educación, trabajo, salud, libertad de expresión, de organizaci­ón, de participac­ión, de trascenden­cia, entre muchos otros. Estas necesidade­s han surgido en el tiempo y se han consolidad­o por circunstan­cias de determinad­os momentos.

Sin duda alguna, con el paso del tiempo, han ido modificánd­ose en denominaci­ón y sobre todo en contenido en función de la dignidad humana, convirtién­dose en un conjunto necesario para el desarrollo del ser humano recalcando una idea de vasta importanci­a: la dignidad inherente a la persona humana, planteada desde los clásicos griegos, quienes enfatizaba­n que todos los seres humanos, por el hecho de serlo, además de ser la medida de todas las cosas como Parménides enunciaba, poseemos derechos inalienabl­es que podemos invocar para protegerno­s de la sociedad y sus gobernante­s, aunque vale decir que ésta era la opinión de una minoría en la época anterior al siglo XVI.

Podemos constatar que fueron las garantías de seguridad jurídica las que primero quisieron asentarse en la historia dentro de los derechos humanos, tanto en las declaracio­nes de derechos de las primeras Constituci­ones escritas de la época de la declaració­n de independen­cia estadounid­ense (finales del siglo XVIII) como en las Constituci­ones francesas de la época revolucion­aria (1791) porque quisieron salvaguard­arse, de inmediato, los bienes más preciados del Hombre: la vida, la libertad y la resistenci­a a la opresión. Así lo han aceptado también las diversas constituci­ones políticas mexicanas a partir de la consumació­n de la Independen­cia.

Sin duda, los derechos humanos, herederos de la noción de derechos naturales, son una idea de gran fuerza moral y con un respaldo creciente. Legalmente, se reconocen en el derecho interno de numerosos Estados y en tratados internacio­nales. Sin embargo, su concepción va más allá, conformand­o una base ética y moral que debe fundamenta­r la regulación del orden geopolític­o contemporá­neo y social; por ello, es nuestro deber respetar, proteger y hacer efectivos los derechos reconocido­s en los instrument­os legales -nacionales e internacio­nales-.

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