Señoras y señores de la Conago, dejen de joder
Plagio la cabeza de la Duda razonable de la columna de ayer de Alejandro Hope. No solo porque su texto está muy bien, sino porque la petición es urgente.
Como Hope ayer, desde que los gobernadores y amigos que los acompañan en la CNS comenzaron el embate contra el nuevo Sistema de Justicia Penal como culpable de la violencia reciente, muchos hemos señalado que todas sus quejas no vienen acompañadas de un solo dato que muestre una relación causal entre una cosa y la otra.
Es más, varios trabajos ya han mostrado que no hay manera de probar esa relación.
El reclamo/petición de Hope es urgente por otras razones. En la medida en que los gobernadores insistan en que la culpa es de la ley, seguirán cruzados de brazos para hacer lo urgente, lo que tiene a muchos de sus estados sumidos en la violencia y la inseguridad.
El problema es otro. Es estructural y tiene que ver con lo muy poco que se ha hecho desde sus gobiernos desde 2006, cuando se desató la violencia.
El martes, Pepe Merino me hacía ver un dato que él ha trabajado desde hace algunos años y que revela la incapacidad institucional para disminuir la impunidad.
Desde hace un cuarto de siglo, las personas sentenciadas por homicidio doloso son las mismas. Unas 5 mil, según el año pueden ser mil más o mil menos. Pero esas. Puede haber 30 mil homicidios dolosos en un año, los sentenciados por homicidio son 5 mil. Puede haber 10 mil homicidios dolosos en un año, los sentenciados son 5 mil. Es más, las muy ligeras variaciones en el número de sentenciados funcionan al contrario de lo que diría el sentido común. En temporadas de muchos homicidios, menos sentenciados, y al revés. Este dato también lo ha confirmado Guillermo Zepeda Lecuona en otra investigación.
Aunque es imposible determinar con exactitud por qué es esto, todo indica que es, simplemente la capacidad del sistema. Para eso dan, con los recursos que se les entregan, nuestros policías, investigadores, ministerios públicos y jueces. Y es todo esto, lo que no han fortalecido los que hoy tanto se quejan, donde no han puesto ni recursos ni estructura.
Será por eso que ellos preferirían que todos estemos en la cárcel. Así seguro no hay homicidios. Ni uno. Es una especie de programa de prevención en tiempos de barbarie.