Macron y Trump. Juventud y vejez
Estados Unidos y Francia concentran las miradas de propios y extraños por el paralelismo antitético de sus respectivos jefes de Estado.
El primero “secuestró” a un partido tradicional (Republicano) y con una propuesta populista y gracias al peculiar sistema electoral triunfó con 3 millones de votos ciudadanos menos que su contrincante, una mujer septuagenaria, liberal, culta y con experiencia para gobernar (Hillary Clinton).
Mientras que el otro, con una organización ciudadana fresca y novedosa (En Marcha) y un programa socioliberal, con 66 por ciento de los sufragios en el balotaje arrolló a una mujer joven pero portadora de una agenda fascistoide (Marine Le Pen).
Y ya en la presidencia, Trump desconoce los principios de la nación, discrimina a grupos de individuos, pretende cercenar libertades esenciales, niega los efectos del cambio climático, ignora la diplomacia, repudia el libre comercio, practica el nepotismo, gasta enormes recursos públicos en frivolidades y él y sus cercanos se enredan en polémicas, mentiras y pactos inconfesables, que crecen como bola de nieve…
Al tiempo que Macron se puso en marcha honrando los valores de su patria: ¡libertad, igualdad, fraternidad!... Promueve el fortalecimiento de la Unión Europea, impulsa acciones en favor del medio ambiente, propone regular el fenómeno migratorio con humanidad, hace uso austero de los recursos fiscales y combate la corrupción para moralizar la vida pública y social de Francia.
Trump, voraz empresario y aprendiz de político, le lleva 24 años a su cónyuge, a quien ostensiblemente trata de manera despectiva y grosera (Melania). Macron, filósofo, politólogo y ex ministro de Economía, tiene una esposa 24 años mayor, a quien profesa profundo amor y respeto y reconoce como su inspiración (Brigitte).
Y no señalaré la edad de uno ni del otro porque ello es absolutamente irrelevante… La juventud es la actitud ante la vida, como la capacidad de no perder el sentido de inconformidad ante las injusticias, el ímpetu para estudiar y transformar positivamente la realidad y el deseo honesto de procurar el bien común y la mayor felicidad posible para los seres humanos… Así, suelen existir jóvenes viejos y viejos
jóvenes… Pero, lamentablemente, Trump no encaja en esta última categoría y postula ideas rancias y anquilosadas; mientras que Macron, por fortuna, tampoco se ajusta a la primera, pues impulsa políticas modernas y de avanzada.
Y prueba de la inteligencia y habilidad del galo fue su diplomática y estratégica invitación al presidente estadunidense, a fin de compartir la conmemoración del Día Nacional de Francia…