Socavón, ¿mal rato? Mal rato la negligencia y la corrupción…
Lo que sé hasta hoy acerca del Paso Express (algo de lo que sé, aquí no caben todas las cosas), gracias a periodistas de MILENIO (Silvia Arellano, Jesús Rangel, David Monroy, Abraham Reza, Galia García Palafox, Alejandro Domínguez y Carlos Puig), es esto:
Que las cosas empezaron mal. Desde 2014, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) realizó pagos indebidos por 23 millones 956 mil 600 pesos a las empresas encargadas de la obra, Construcciones Aldesem S.A. de C.V. y Epccor S.A de C.V, determinó la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en su Informe de Resultados de la Cuenta Pública 2014.
Si entiendo bien (cosa improbable, diría Gil Gamés) solo fueron susceptibles de recuperar 2 millones 111 mil pesos, 8.8 por ciento del total. Desde ese año hubo una “promoción de responsabilidad administrativa sancionatoria por el caso”. Solo hay tres explicaciones posibles: desde el inicio se planeó y diseñó mal, se ejecutó mal o ambas cosas.
En 2015, las cosas se pusieron peor, de acuerdo con la ASF: “Se ejecutaron trabajos de mala calidad”, concluyó. Se utilizaron materiales “de baja calidad”, se modificó el tipo de pavimento original “sin autorización”, y hubo 290.5 millones de “probable daño o perjuicio o ambos a la Hacienda Pública Federal”.
“El trabajo tenía defectos no solamente en términos de costo, sino de implementación, de vigilancia, de cambios en los planos y materiales (como el del pavimento del Paso Express) que no fueron autorizados por nadie, que no fueron verificados”, explicó en MILENIO Leonardo Núñez, que sabe bastante sobre eso de desmenuzar los trabajos de la ASF. Y tiene razón: por esas irregularidades de 2015 hubo tres “promociones de responsabilidad administrativa sancionatoria”.
En las consideraciones acerca del Paso Express que hizo el Testigo Social para la licitación, Enrique Alcántara Gómez, se señala que el proyecto ganador tenía el mayor número de “riesgos de importancia”. Eso ocurrió desde el 5 de diciembre de 2014. Por ser “una obra nueva” debía contemplar “drenajes, alcantarillas y subdrenajes”, señaló, si entendí bien. Pero luego de que surgió el socavón la empresa ganadora mandó un comunicado en el que afirma que no, que eso de drenajes… no le tocaba.
Recuerdo que la obra fue asignada por mil 45 millones 857 mil pesos, pero los costos se duplicaron: al final se pagaron… más de 2 mil millones de pesos.
Se documentaron por lo menos nueve meses de alertas previas a la desgracia del socavón, todas relacionadas con asuntos de agua, tubos y drenaje ahí en Cuernavaca: ( http://www. milenio.com/estados/nueve_meses-alertas-socavon-obra-paso_ express_de_cuernavaca-sct-lluvias-milenio_0_992900725.html).
Juan Mena López y Juan Mena Romero: “Asfixia por sofocación con ausencia de aire respirable”. De eso murieron, ahí, aplastados en el inmundo socavón, donde habrían estado vivos entre 90 y 120 minutos sin que nadie llegara a rescatarlos, según la necropsia. “Mal rato” pasó la familia, dijo Gerardo Ruiz Esparza. ¿Mal rato? Uta, qué sensibilidad. Mejor no agrego nada más, porque probablemente se trataría de una palabrota…
Malos ratos son los que pasamos por negligencia, irresponsabilidad y corrupción de mucho5s funcionarios, esa enfermedad crónica de tres cepas que obnubila a tantos.