El socavón de la autopista Cuernavaca-Acapulco (Parte I)
El infortunado accidente en el que perdieron la vida dos personas, ocurrido en el km 93+600 de la autopista México-Acapulco , al caer su vehículo en un socavón o hundimiento en la citada vía terrestre, nos indica una gran falla o errores en la supervisión durante su proceso constructivo, así como en la realización y precisión de los estudios de orden geológico y geotécnico de detalle, indispensables y necesarios, previos a la construcción de la autopista y de toda obra de esta relevancia, afirmó el ingeniero Mario Herrera Moro del Castillo, presidente del Comité Técnico del Colegio de Ingenieros Geólogos de México AC.
En entrevista exclusiva, el geólogo Mario Herrara Moro explicó que “el trazo de la autopista en el tramo en cuestión, está situado sobre un área donde la formación geológica está conformada en un gran porcentaje por sedimentos de origen fluvial y volcánico, como arenas, limos, gravas, fragmentos de roca, con diverso grado de consolidación y de mediana a alta permeabilidad; lo cual permite la infiltración del agua de origen pluvial o de fugas en las líneas de conducción de agua potable y drenaje urbanos, afectando la estabilidad del subsuelo. En las cercanías del socavón, se localiza una barranca, por la cual fluye un arroyo en dirección noreste-suroeste en la que se puede observar el deposito sedimentario y el grado de fracturamiento”.
“Las características del subsuelo en el tramo sobre el que se construyó la obra indican la presencia de zonas de inestabilidad, con cierto grado de riesgo geológico por la saturación de agua de lluvia o la proveniente de fugas, que se infiltra y erosiona los sedimentos y puede generar oquedades, lo cual debió preverse durante el desarrollo del proyecto y construcción de la vía carretera”.
“Con frecuencia se presentan en diversos sitios del país, en especial, durante la época de lluvias intensas atípicas, graves afectaciones y daños a las obras de infraestructura, tanto de orden federal, estatal y municipal con la consabida pérdida de vidas y cuantiosos daños económicos, originados por deslaves, hundimientos, inundaciones, etcétera”.
“Lo anterior derivado en gran parte por la falta de supervisión de las condiciones de operación de las obras de infraestructura y de los estudios geológicos, geotécnicos y ambientales previos a su construcción o para implementar las medidas preventivas necesarias, como en este caso, lo que nos pone de manifiesto la incapacidad o negligencia de los responsables de la implementación y ejecución de los proyectos y de las obras, concluyo el geólogo de la UNAM”.