Medidores de luz negocio costoso en GB
Firmas, frustradas por el alza en los precios de construcción y el mantenimiento de los equipos
“Los medidores inteligentes(smart) están aquí y te dan el control”, se puede leer en uno de los correos electrónicos con los que las empresas de energía bombardean a los clientes mientras luchan por desplegar los dispositivos digitales.
Pero mientras los proveedores de energía trabajan hacia un objetivo de gobierno de ofrecer a todos los hogares de Gran Bretaña un medidor inteligente para 2020, la gente en la industria advierte que el programa de entrega de infraestructura de 11 mil millones de libras se vuelve cada vez más complejo, mientras los costos aumentan.
Vincent de Rivaz, director eje- cutivo de la compañía francesa de electricidad EDF Energy, hizo un llamado para que el gobierno, el regulador y los proveedores de Reino Unido “hagan un balance” de los problemas. “Tenemos que ser honestos con nosotros mismos en todos los temas: la seguridad, la calidad, los costos y los plazos”, dijo en una conferencia en Londres este año.
Para los proveedores de energía de Reino Unido, como Centrica —propietario de British Gas—, EDF, Eon, Npower, ScottishPower y SSE, lo que está en juego es muy alto. No cumplir con el objetivo podría acarrear una multa hasta de 10 por ciento de la facturación global.
A las empresas también les frustra el creciente aumento de los costos de construcción y mantenimiento de la infraestructura de la tecnología de información que se necesita para respaldar los medidores inteligentes, que ahora se estima en 3 mil 130 millones de libras en 18 años, en comparación con la previsión anterior de 2 mil 470 millones de libras.
Los consumidores también podrían salir perdiendo: los costos de entregar los medidores inteligentes al final se trasladan a las facturas de electricidad. A finales de marzo ya estaban instalados casi 7 millones de medidores inteligentes, que sustituyeron a los tradicionales de electricidad y gas. Su objetivo era ofrecer datos exactos y en tiempo real sobre qué tanta energía utilizan los clientes y terminar con una práctica opaca de estimación de la factura.
Hasta el momento los dispositivos que ya se instalaron son de tecnología de primera generación, conocidos como “Smets1”. Estos generalmente son más caros, menos sofisticados y se consideran menos seguros que los de la segunda versión —Smets2—, que se buscaba fuera el principal modelo que se lanzara al mercado.
Un programa de tecnología de información que le permitirá a los proveedores comunicarse con los dispositivos más nuevos mediante una red central sufrió largos retrasos. Básicamente existe la posibilidad de que los dispositivos más antiguos se vuelvan “tontos” si un cliente decide cambiar de proveedor de energía, ya que la nueva empresa de servicios públicos posiblemente no tenga acceso a los datos.
Los hogares no están conscientes de esas dificultades, de acuerdo con Citizens Advice. “Los clientes necesitan conocer todos los datos para elegir si les instalan el medidor en este momento o se esperan hasta que la siguiente generación esté disponible”, dice Victoria MacGregor, directora de energía.
Pero convencer a los hogares de instalar un medidor inteligente es un problema creciente, de acuerdo con numerosos proveedores, sobre todo a la luz de recientes informes de prensa negativos sobre problemas como lecturas del medidor muy imprecisas. “Tenemos clientes que reservaron una cita y que ahora dicen que ya no quieren el medidor inteligente”, comentó un proveedor, quien habló bajo condición de anonimato. Otro dice que de libras en 18 años se estima el gasto que se hará en infraestructura traería una multa hasta de 10% de la facturación global a firmas del ramo 100 clientes a los que se contacta, menos de 35 podrían dar una respuesta positiva.
Los ministros y la empresa a cargo de cumplir con el programa de tecnología de información — Data Communications Company, parte de Capita, el subcontratista que cotiza en Reino Unido— son conscientes del peligro de que los primeros dispositivos podrían volverse tontos y trabajan en una solución para hacer que el cambio sea más sencillo.
Las compañías de energía dicen que tienen poca confianza en que esto se pueda lograr rápidamente y cuestionan cuál será el costo, al tener en cuenta que la infraestructura para respaldar los medidores de segunda generación se tenía que entregar en el otoño de 2015. La tecnología se lanzó oficialmente en noviembre del año pasado, pero los proveedores dicen que los medidores de segunda generación se van a desplegar a cualquier gran volumen a finales de este año por muy pronto. “Queremos confiar en que el sistema funciona bien antes de acelerar”, dice un gran proveedor.
En lugar de esperar, algunas empresas de energía y proveedores de comunicaciones buscan sus propias soluciones para asegurarse de que los clientes con medidores más viejos puedan hacer el cambio más fácilmente, aunque eso puede llegar con un costo adicional.
También aumentan los cuestionamientos sobre la eficiencia del enfoque de Reino Unido de enviar ingenieros a las casas que aceptan un medidor inteligente.
En otros países, los medidores inteligentes los instalan los proveedores de redes de distribución, las compañías tienen sus propios cables de alimentación local que entregan la electricidad a los hogares, que generalmente tratan de instalar en una calle completa al mismo tiempo “La gran mayoría en otros países le dieron la responsabilidad de la distribución a los operadores de las redes de distribución”, dice Steve Jennings, líder de energía y servicios públicos de Reino Unido en PwC.
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