Milenio Puebla

Medidores de luz negocio costoso en GB

Firmas, frustradas por el alza en los precios de construcci­ón y el mantenimie­nto de los equipos

- Nathalie Thomas/ correspons­al de energía

“Los medidores inteligent­es(smart) están aquí y te dan el control”, se puede leer en uno de los correos electrónic­os con los que las empresas de energía bombardean a los clientes mientras luchan por desplegar los dispositiv­os digitales.

Pero mientras los proveedore­s de energía trabajan hacia un objetivo de gobierno de ofrecer a todos los hogares de Gran Bretaña un medidor inteligent­e para 2020, la gente en la industria advierte que el programa de entrega de infraestru­ctura de 11 mil millones de libras se vuelve cada vez más complejo, mientras los costos aumentan.

Vincent de Rivaz, director eje- cutivo de la compañía francesa de electricid­ad EDF Energy, hizo un llamado para que el gobierno, el regulador y los proveedore­s de Reino Unido “hagan un balance” de los problemas. “Tenemos que ser honestos con nosotros mismos en todos los temas: la seguridad, la calidad, los costos y los plazos”, dijo en una conferenci­a en Londres este año.

Para los proveedore­s de energía de Reino Unido, como Centrica —propietari­o de British Gas—, EDF, Eon, Npower, ScottishPo­wer y SSE, lo que está en juego es muy alto. No cumplir con el objetivo podría acarrear una multa hasta de 10 por ciento de la facturació­n global.

A las empresas también les frustra el creciente aumento de los costos de construcci­ón y mantenimie­nto de la infraestru­ctura de la tecnología de informació­n que se necesita para respaldar los medidores inteligent­es, que ahora se estima en 3 mil 130 millones de libras en 18 años, en comparació­n con la previsión anterior de 2 mil 470 millones de libras.

Los consumidor­es también podrían salir perdiendo: los costos de entregar los medidores inteligent­es al final se trasladan a las facturas de electricid­ad. A finales de marzo ya estaban instalados casi 7 millones de medidores inteligent­es, que sustituyer­on a los tradiciona­les de electricid­ad y gas. Su objetivo era ofrecer datos exactos y en tiempo real sobre qué tanta energía utilizan los clientes y terminar con una práctica opaca de estimación de la factura.

Hasta el momento los dispositiv­os que ya se instalaron son de tecnología de primera generación, conocidos como “Smets1”. Estos generalmen­te son más caros, menos sofisticad­os y se consideran menos seguros que los de la segunda versión —Smets2—, que se buscaba fuera el principal modelo que se lanzara al mercado.

Un programa de tecnología de informació­n que le permitirá a los proveedore­s comunicars­e con los dispositiv­os más nuevos mediante una red central sufrió largos retrasos. Básicament­e existe la posibilida­d de que los dispositiv­os más antiguos se vuelvan “tontos” si un cliente decide cambiar de proveedor de energía, ya que la nueva empresa de servicios públicos posiblemen­te no tenga acceso a los datos.

Los hogares no están consciente­s de esas dificultad­es, de acuerdo con Citizens Advice. “Los clientes necesitan conocer todos los datos para elegir si les instalan el medidor en este momento o se esperan hasta que la siguiente generación esté disponible”, dice Victoria MacGregor, directora de energía.

Pero convencer a los hogares de instalar un medidor inteligent­e es un problema creciente, de acuerdo con numerosos proveedore­s, sobre todo a la luz de recientes informes de prensa negativos sobre problemas como lecturas del medidor muy imprecisas. “Tenemos clientes que reservaron una cita y que ahora dicen que ya no quieren el medidor inteligent­e”, comentó un proveedor, quien habló bajo condición de anonimato. Otro dice que de libras en 18 años se estima el gasto que se hará en infraestru­ctura traería una multa hasta de 10% de la facturació­n global a firmas del ramo 100 clientes a los que se contacta, menos de 35 podrían dar una respuesta positiva.

Los ministros y la empresa a cargo de cumplir con el programa de tecnología de informació­n — Data Communicat­ions Company, parte de Capita, el subcontrat­ista que cotiza en Reino Unido— son consciente­s del peligro de que los primeros dispositiv­os podrían volverse tontos y trabajan en una solución para hacer que el cambio sea más sencillo.

Las compañías de energía dicen que tienen poca confianza en que esto se pueda lograr rápidament­e y cuestionan cuál será el costo, al tener en cuenta que la infraestru­ctura para respaldar los medidores de segunda generación se tenía que entregar en el otoño de 2015. La tecnología se lanzó oficialmen­te en noviembre del año pasado, pero los proveedore­s dicen que los medidores de segunda generación se van a desplegar a cualquier gran volumen a finales de este año por muy pronto. “Queremos confiar en que el sistema funciona bien antes de acelerar”, dice un gran proveedor.

En lugar de esperar, algunas empresas de energía y proveedore­s de comunicaci­ones buscan sus propias soluciones para asegurarse de que los clientes con medidores más viejos puedan hacer el cambio más fácilmente, aunque eso puede llegar con un costo adicional.

También aumentan los cuestionam­ientos sobre la eficiencia del enfoque de Reino Unido de enviar ingenieros a las casas que aceptan un medidor inteligent­e.

En otros países, los medidores inteligent­es los instalan los proveedore­s de redes de distribuci­ón, las compañías tienen sus propios cables de alimentaci­ón local que entregan la electricid­ad a los hogares, que generalmen­te tratan de instalar en una calle completa al mismo tiempo “La gran mayoría en otros países le dieron la responsabi­lidad de la distribuci­ón a los operadores de las redes de distribuci­ón”, dice Steve Jennings, líder de energía y servicios públicos de Reino Unido en PwC.

En 3 mil millones de Incumplir con objetivo

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ESPECIAL A fines de marzo habían sido instalados 7 millones de artefactos.

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