Milenio Puebla

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rocrastina­s a pesar de lo que dices, porque llevas en el alma cicatrices, imposibles de borrar. Es el bonito ritmo que están bailando en el INE, donde se toman las cosas con calma ahora que todo se les va en puro procrastin­ar: una serie de resolucion­es que tenían que haber sido desmenuzad­as con alguna velocidad, tomando en cuenta que la patria es primero, pero que han sido pospuestas una y otra vez para darle chance a los partidos políticos para que vayan a buscar facturas apócrifas que expliquen los excesos de sus campañas, que cuestan casi tanto como el posible traspaso de Neymar al París Saint Germain. Claro que hay gente que se pone muy

neuras y ya quiere que los consejeros de la Nueva-Vieja Banda TimbirINE renuncien porque nada más no dan una y viven en su propio socavón, y ya hay hasta quienes comparan al tatanka Lorenzo Córdova con Gerry Ruiz Esparza, quien va cantando alegrement­e por la vida aquello de “Don Socavón es embustero, don Socavón aventurero, don Socavón de piedra, Socavón”, cual si fuera Lucía Méndez en éxtasis.

La verdad no creo que esto sea por maldad, ineficacia o ineficienc­ia, sino que todo es culpa del Mercurio retrógrado que debe de andar haciendo de las suyas por estas tierras donde el pueblo anda en vilo.

Sin duda, este fenómeno mágico nos ha cubierto con su caótico manto y por eso todavía no se ha nombrado un fiscal anticorrup­ción, que ni falta que hace pero que no estaría mal tener para lo que se ofrezca; por eso todavía no se sabe si se van a volver a hacer las elecciones en Coahuila o en el Edomex, donde Alfredo del Mazo Maza gastó un poquito más de dinero en pequeños chuchuluco­s como la casita blanca de Las Lomas, que solo costó cinco millones de pesos. Supongo que su corredor inmobiliar­io debe ser el mismo del marido de Patilú, el pitufo César Nava, que también se compró un súper depa en Polanco con lo que costaría uno en la Nueva Atzacoalco.

El mismo tipo de coincidenc­ia que une a Javidú con la maestra Gordillo, que los lleva a compartir el mismo abogado y el mismo jet en que retacharon al ex góber de Veracruz a México.

Pero la verdad, mejor se hubiera quedado en Guatemala, porque la malvada influencia mercurial llevo al equipo de fiscales de la imbatible PGR a comportars­e como México ante Chile frente a los abogados de Duarte. Una cosa que llevaría a pensar a cualquier mente adicta a los complós que todo esto está más arreglado que las peleas del Canelo. Pero claro que no, ni modo que el dotor Raúl Cervantes, aspirante a ser el zar anticorrup­ción, solito se ponga a escupir al cielo mandando a los peores miembros de la PGR a entrarle a un caso que, de perderlo, podría llevarlo a él y a todo el gabinete legal y ampliado a un socavón a la vista, bañista, en el Cerro de las Campañas.

Hasta le han de haber dicho: “Te dijimos que mandaras a unos pendejos, pero no tanto”.

Sí: el fiscal antisocavó­n será Javidú. M

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