e dicen los que medio saben (pero que siempre sabrán mucho mas que los tinterillos que mandaron de la PGR para ser ridiculizados por los abogados de Duarte), que don Javidú no solo ya se recuperó de la depresión y la ansiedad que lo obligaban a hacer caras de Jojojorge Falcón en tachas, sino que prácticamente se puso al borde del orgasmo luego de enterarse de que ninguna de las nuevas normativas legales que vienen con el Sistema Nacional Anticorrupción que, en apariencia, serán rudas, rudas, rudísimas (sí, ajá), no le podrán ser aplicadas al ex góber veracruzano por la sencilla razón de que en México ninguna ley es retroactiva.
De verás que más que odio, Javiercito merece admiración. Ya lo único que falta es que le den la concesión de los arreglos del Paso Express en Cuernarroca, para que se acabe de poblar de socavones.
Y es que a él nunca le hubiera pasado lo que a Ruiz Esparza, el próximo ex secretario de Comunicaciones y Transportes, que ya fue demandado por la familia de las víctimas de aquella tragedia propiciada por la negligencia, la abulia, la transa y el valemadrismo propios de prácticamente toda la obra pública nacional. Ojalá le saquen hasta los ojos por confundir un verdadero tragedión bíblico con un “mal rato”. Mal rato el que le ha hecho pasar a su jefe, a quien le cuesta mucho correr a sus contlapaches (pero que no se preocupe don Gerry, seguro antes de que acabe el sexenio le pueden dar una chamba de canciller o alguna otra cosa de altos ingresos en donde pueda comenzar a aprender), pero solo a él y a su supuesto panel de expertos se les ocurre contratar a empresas como Epccor, que ya habían demostrado sus aptitudes para el atraco en despoblado en la muy jelipista Estafa de Luz. Hubiera sido menos dañino que la SCT contratara a Carlitos Ahumada, el voyerista de la vida galante, que es muy trácala con lo de las construcciones pero no tan malhechote.
Con la demanda que ya está en proceso, Ruiz Esparza va a terminar poniendo de su propio sueldo para pagar todas las que debe. Un poco como lo que le pasa al INE, que de tanto recular frente al PRI con el tema del exceso en los gastos de campaña en Coahuila, al rato va a resultar que se le va a quedar una lana por sus magníficos ahorros.
Como quiera que sea, hay que hacerle caso a Osorio Chong, que a diferencia de Juan Carlos Osorio, no le gustan ni los cambios ni las rotaciones y afirma que hay que tener confianza en las instituciones, que la PGR será sometida al escarnio y la burla, que al final siempre triunfan los buenos. Ojalá, porque aquellos encargados de vigilar sus ritos de apareamiento de
Javidú las 24 horas del día (algo que debe ser tan fascinante como un partido del Tri en la Copa Oro), reportan que ahora se la pasa risa y risa como si no estuviera en el
tambo, sino en el Noa Noa, que es un lugar de ambiente donde todo es diferente.