Alcaldes, bajo sospecha
Cuando ocurren hechos violentos en municipios como Vicente Guerrero y Esperanza, con la confrontación de la Marina con delincuentes, lo primero que hacen los presidentes municipales es “lavarse las manos”.
Las autoridades estatales dijeron ayer que no tienen ningún indicio que incrimine al alcalde de Esperanza, Eduardo Barojas, militante de Movimiento Ciudadano (MC), respecto a la presencia de la banda delictiva de “El Bukanas”, desestimando las acusaciones en su contra de dar protección a través de la policía municipal.
Lo mismo pesaban las autoridades del alcalde de San Antonio Atzitzintla, José Isaías Velázquez Reyes, hasta que ocurrió el secuestro y asesinato de tres agentes ministeriales adscritos a la Fisdai, traicionados por los policías uniformados del lugar.
Fue, justamente, en estos hechos cuando salió a la luz pública la existencia de la banda delictiva liderada por Roberto de los Santos de Jesús “El Bukanas”. El munícipe del PRD lo sabía porque le brindaba protección.
Ante los hechos, confesiones y evidencias, actualmente, Velázquez Reyes está preso y sujeto a proceso.
En efecto, serán las indagatorias federales las que determinen si el presidente municipal de Esperanza está involucrado o no con la delincuencia, pero de ahí a que se ignorare, existe una distancia. Lo menos de lo que se le puede acusar es de omisión, por demás sospechosa.
Nadie podría meter las manos por algunos alcaldes porque de negar los hechos a estar tras las rejas, hay un solo paso, como ocurrió con el edil de Palmar de Bravo, Pablo Morales, a quien se le halló una fortuna de $57 millones, presumiblemente de lavado de dinero del “huachicol” y del desvío de dinero público.
Lo mismo ocurrió en el estado de Guerrero con la desaparición de los 43 normalistas en Iguala, con el alcalde, José Luis Abarca y su esposa, pero las evidencias los tienen encarcelados.
Un caso similar se tiene con el jefe delegacional de Tláhuac, en la Ciudad de México; gobernante fundador de Morena, un lópezobradorista declarado. Pese a la magnitud del operativo de la Marina para abatir a Felipe de Jesús Pérez, alías “El Ojos”, líder del presunto cártel, ahora resulta que Rigoberto Salgado Vázquez no vio, ni oyó nada ¡Ajá! ¿Usted le cree?