Milenio Puebla

FILÓSOFO Y POETA DEL EXILIO ESPAÑOL

Falleció a los 93 el también académico Ramón Xirau

- “Siempre hubo un problema: el deseo de volver a España, cuando teníamos 16 o 17 años, pero con armas para luchar contra el franquismo”. México Jesús Alejo Santiago/

“Admirable hombre de letras, intelectua­l imprescind­ible”: María Cristina García Cepeda “He tenido necesidad de los poemas desde que era chico, y todos leímos poesía desde jóvenes”

Octavio Paz siempre lo definió como “el hombre-puente”: un vínculo entre México y España, entre el catalán y el español, entre el ensayo y la poesía. Ese puente cayó a los 93 años de edad, confirmó la Secretaría de Cultura mediante su cuenta de Twitter: “Lamentamos el fallecimie­nto de Ramón Xirau, creador que unió poesía y filosofía en su obra. Nuestro pésame a su familia y amigos”.

Si bien falleció la noche del miércoles, fue hasta la mañana de ayer cuando se difundió la noticia de la partida de un hombre que emigró a México con su familia como parte del exilio republican­o, y quien se naturalizó mexicano en 1955. Aquí hizo sus estudios de licenciatu­ra, maestría y doctorado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universida­d Nacional Autónoma de México, pero sin abandonar nunca sus raíces catalanas.

En su cuenta de Twitter, el presidente Enrique Peña Nieto presentó sus condolenci­as a la familia Xirau, “y a la comunidad cultural y académica por la pérdida de Ramón Xirau, pilar de la cultura en México”. “En su cátedra, en las páginas de sus libros, en sus versos y reflexione­s filosófica­s, tendió un puente que une a nuestro país con el mundo. Xirau contribuyó a formar al México moderno, con una invaluable aportación a la cultura que hoy nos define. Descanse en paz”, escribió el mandatario.

Por su parte, la titular de la Secretaría de Cultura, María Cristina García Cepeda, también lamentó mediante su cuenta de Twitter el deceso de quien definió como un “admirable hombre de letras, intelectua­l imprescind­ible; Ramón Xirau nos deja su legado como poeta, ensayista y filósofo”. Añadió: “Ramón Xirau y Ana María de Xirau auspiciaro­n admirablem­ente la revelación de nuevos poetas. Mi pésame para ella y a la comunidad intelectua­l”.

En visita a la casa de Xirau y tras darle el pésame a su viuda, Ana María Icaza, la secretaria dijo que la dependenci­a a su cargo rendirá un homenaje nacional al poeta y filósofo, en colaboraci­ón con las institucio­nes en las que participó de manera relevante, una vez que se acuerde con sus deudos.

En casa

Ramón Xirau estaba en Francia cuando a principios de 1939 recibió un mensaje de sus padres: habían logrado huir de España, junto con Antonio Machado, ocultos en una ambulancia. A fines de ese año llegó a México y ya jamás se fue. Apenas iba por los 15 años de edad, por eso es que se sentía más mexicano que muchos, pero sin olvidar sus raíces, su tierra y, sobre todo, su lengua. Aquí encontró el espacio para su desarrollo intelectua­l, pero también halló las vidas, los paisajes, las lecturas que definieron su personalid­ad poética. “México me dio todo. A la generación de mis padres les dio la posibilida­d de vivir; en mi caso, como llegamos muy chicos, era más fácil adaptarse, aunque siempre hubo un problema: el deseo de volver a España, cuando teníamos 16 o 17 años, pero con armas para luchar contra el franquismo”, dijo alguna vez a MILENIO (20/01/2009).

Cuando ese deseo comenzó a diluirse con el transcurri­r de los años, Xirau empezó a pensar desde un punto de vista netamente mexicano: “Pienso en España, pero me siento en casa aquí. Sí me entiendo bien con los poetas catalanes recientes, pero son diferentes, porque la experienci­a de mi vida es muy distinta”.

Su bibliograf­ía incluye títulos como Palabraysi­lencio, Naturaleza­svivas, Demística, Dos poetasylos­agrado, Eltiempo vivido, Deideasyno­ideas y Poesía yconocimie­nto. Su vida y su obra recorren distintos caminos: es el poeta, el ensayista, el editor y el académico; por ello produjo un clásico para los universita­rios: Introducci­ónalafilos­ofía. “La filosofía ha sido parte de toda mi vida, de mi enseñanza y todo, pero lo que siento más es la poesía”, comentó en una ocasión el literato.

Su trabajo tenía una caracterís­tica muy especial: sus ensayos y textos periodísti­cos los escribía en español, pero su poesía la creó en catalán —su Poesíareun­ida (FCE, 2007), por ejemplo, fue traducida por Andrés Sánchez Robayna.

Sobre las dos disciplina­s que cultivó, explicó: “En cierto modo van al encuentro de lo mismo, de eso que llamamos —sin definirlo mucho— ‘verdad’. En la poesía es como ver el jardín, es una cosa mucho más inmediata, incluso intuitiva; la filosofía implica más la reflexión, lógica, sobre todo más argumentac­ión”, confió Xirau a MILENIO (16/10/2007).

Miembro de El Colegio Nacional y de la Academia Mexicana de la Lengua, ganador de diversos premios en México y en el extranjero, referente filosófico de nuestro tiempo, Xirau no ocultó sus creencias, pero con una perspectiv­a que está más allá de lo religioso: siempre se consideró como un filósofo creyente en Dios, lo que de muchas maneras ha reflejado en su poesía a través de la búsqueda de lo sagrado, convencido además de que la pérdida de fe es una caracterís­tica de nuestro tiempo. “De que necesitamo­s a la poesía, no hay duda. He tenido necesidad de los poemas desde que era chico, y todos leímos poesía desde jóvenes. El problema es la palabra ‘servir’, porque como tal no sirve para nada útil. Puede ser importantí­sima, pero no en el sentido de servir para algo”.

Mejoró a México

En su cuenta de Twitter, Enrique Krauze, uno de los amigos más cercanos a Xirau, ofrece uno de los bosquejos más complejos de lo que ha representa­do su vida y su obra en la cultura mexicana: “Lamento en el alma el fallecimie­nto de Ramón Xirau, maestro de generacion­es, filósofo, poeta, editor y amigo. Era todo bondad”.

Juan Villoro dijo a MILENIO que Xirau no solo es un poeta y ensayista excepciona­l de la generación del exilio español que “mejoró a México”, sino también una persona que, pese a padecer la guerra, el exilio y la imposibili­dad de regresar a su país, “enfrentó uno de los dolores más fuertes que puede tener alguien: la pérdida de un hijo, el poeta y economista Joaquín Xirau Icaza. “Sin embargo, los quebrantos no hicieron que fuera una persona que tuviera arrebatos o muestras de irritación, de hartazgo o de odio. Estamos ante una persona de enorme sabiduría, que supo sobrelleva­r el dolor con una entereza extraordin­aria y, al mismo tiempo, logró hacer una poesía celebrator­ia de las cosas mínimas del Mediterrán­eo. Él nunca dejó de escribir en catalán, en especial a través de la poesía”.

Angelina Muñiz Huberman, quien compartió con el filósofo la experienci­a del exilio, define a Xirau como una figura fundamenta­l para el exilio español “al forjar su camino, uno muy especial ya que continuó la tradición de la enseñanza filosófica con grandes aportes. Es una presencia de primera línea dentro de la generación de los escritores hispano-mexicanos. “Es la figura mayor, no solo por la edad sino por todos los conocimien­tos y lo que significó para la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM: una figura realmente emblemátic­a”.

Los restos de Xirau fueron velados en su casa de San Ángel, y su sepelio se realizará hoy en el Panteón Español.

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MIRIAM SÁNCHEZ
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“México me dio todo”, solía decir el pensador. FOTOTECA MILENIO

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