¿Qué se necesita para ser una mujer poderosa en México?
H ace aproximadamente dos meses, la revista Forbes dio a conocer el listado de las 100 mujeres más poderosas en México. El “ranking” incluye a mujeres en la ciencia, el arte, la organización civil y los negocios. Me sorprendió un poco ver nombres que no aparecen comúnmente en las noticias o en otros círculos como la política o los medios masivos de comunicación. ¿Por qué? Pues porque tenemos muy arraigada la creencia que para ser “poderosas” debemos tener visibilidad. Exposure, le llaman los publirrelacionistas. Ahora todo se mide en qué tan influyente eres, cuántos followers tienes y cuántos likes generas.
La lista y los currículums son impresionantes por sí mismos: no solo estas mujeres han alcanzado el éxito en sus diferentes campos; sino que algunas han roto el “techo de cristal” en el sector público y en la empresa. Por ejemplo, Mayra González, la presidenta de Nissan México, una de las automotrices con mayores ventas en México.
Ante tal diversidad de talentos, de luchas y de causas; una no puede más que preguntarse cuál es el común denominador de estas mujeres. No es, precisamente, que ocupen posiciones que antes ocupaban hombres, es decir, no necesariamente han abierto brecha en actividades que tradicionalmente realizan los hombres. Prueba de ello es que solo el 4% de las compañías en el mundo son dirigidas por mujeres. Sino que va más allá: el común denominador es la orientación hacia promover un cambio de paradigma y abrir el camino para una mejor sociedad, para mejorar las condiciones de movilidad para mexicanos y mexicanas, a partir de dos factores muy importantes:
Primero, el reconocimiento del propio privilegio. La mayoría provienen de los sectores sociales más altos de la sociedad mexicana, fueron educadas en las mejores escuelas, no tuvieron mayores necesidades en la vida. El segundo elemento es la determinación para usar ese privilegio en beneficio de otros.
“No es lo mismo ser la niña de los ojos de papá que ser la niña mazahua que tiene que ganar la calle”, comentó “Pepita” Serrano, fundadora del Instituto Valores de Arte Mexicano, que contribuye con formación artística operística y promoción cultural. “No es lo mismo nacer en una urbe en la clase media y tener el privilegio de estudiar, que ser una de las tantas niñas triquis, nahuas, mixes, a las que venden cuando son muy pequeñas y valen más entre menos edad y menor educación tienen”.
Es decir, de esto puedo recoger que las mujeres más poderosas también comparten ciertos valores: la responsabilidad social, la empatía y la necesidad de compartir su empoderamiento propio. Eso me lleva a concluir que, no importa dónde y qué jerarquía, en qué sector o situación social nos encontremos; las mujeres tenemos el enorme poder de inspirar, compartir y colaborar. Eso, de entrada, nos empodera a todas. Y también nos da la oportunidad de empoderar a otras, de compartir nuestros valores, de ser solidarias y marcar una verdadera diferencia. Y tú, ¿ya te sientes poderosa? PRINTED AND DISTRIBUTED BY PRESSREADER PressReader.com +1 604 278 4604 ORIGINAL COPY . ORIGINAL COPY . ORIGINAL COPY . ORIGINAL COPY . ORIGINAL COPY . ORIGINAL COPY COPYRIGHT AND PROTECTED BY APPLICABLE LAW