La crisis de Trump y nosotros
Semana terrible para el presidente de Estados Unidos.
Uno de los más importantes temas de su agenda fue frenado en el Congreso por miembros de su propio partido, al mismo tiempo que las tensiones entre miembros de su equipo más cercano estallaron con un cambio de personal que sacudió a la Casa Blanca.
La derrota en el Senado del esfuerzo por acabar con el sistema de salud que se conoce como Obamacare —algo que el partido republicano ha intentado desde hace siete años— tendrá consecuencias no solo en el liderazgo del partido en el Congreso, sino en la manera en que se tratan otros asuntos de la agenda trumpiana, en particular la prometida reforma fiscal.
Como lo acostumbra, con un torrente de tuits ha culpado del fracaso a los republicanos a quienes retó a insistir en nuevas votaciones si es que no son unos “cobardes”.
Mientras esto sucedía en el Congreso, la Casa Blanca estaba en llamas.
Trump decidió cambiar a su director de Comunicaciones, lo que provocó la renuncia de su vocero, el vilipendiado Sean Spicer, y el nuevo director tardó apenas unas horas en provocar un nuevo escándalo al llamar a un reportero de The New Yorker para insultar con virulencia al jefe de la oficina de la presidencia y a Steve Bannon, uno de los principales asesores de Trump.
Unas horas después de que se hiciera pública esa llamada, Trump despidió al jefe de su oficina y nombró al general John Kelly, hasta ese día titular del departamento de Homeland Security.
Esto, en la misma semana en que Trump anunciara, sí, otra vez en Twitter, que terminaría la política de admitir personas transgénero en el ejército y que el mismo ejército lo desmintiera. Hasta los Boy Scouts se deslindaron del discurso que Trump dio en su Asamblea Anual.
¿Qué significa el caos del vecino para nosotros? Nada bueno, creo. Como lo ha hecho en cada crisis, Trump y sus leales se refugiarán en aquellas partes de la agenda que reaniman a su base. Esta semana, Trump ya regresó en un par de eventos al discurso antiinmigrante y de criminalización de los indocumentados. Y en medio de todo esto, en unos días comenzará el largo proceso de renegociación del TLC. No nos extrañemos si Trump vuelve al discurso ultranacionalista para presionar en la negociación.
Y para colmo, aumentan las tensiones de Estados Unidos con Rusia y con China.
La profecía se va cumpliendo. Lo de Trump es una pesadilla de impredecibles consecuencias.