Cerró su negocio para no pagar a narcomenudistas
Elisa decidió cerrar el pequeño negocio que le daba sustento a su familia después de negarse a entregar 5 mil pesos que le exigieron los “emisarios” de narcomenudistas que requerían espacios para vender droga.
En la calle Pablo Bunet, colonia La Conchita Zapotitlán, en Tláhuac, la mujer decidió denunciar el ilícito, y a un año de distancia dice que fue un error. Balearon su vivienda, dejaron perros muertos y la cabeza de un cerdo con la leyenda “solo queríamos vender”. “Recuerdo que les dije que no, que no me alcanzaba para esa cuota, ellos entonces me dijeron que no importaba, que me dejaban unos papelitos y con eso salía lo del día, pero les dije que no, que las cosas no iban así”, comentó.
Las estadísticas del Sistema Nacional de Seguridad Pública indican que las extorsiones en Ciudad de México fueron tomando auge desde 2010, cuando se registraron mil 117 denuncias.
Con los años subsecuentes, este ilícito no solo lo fue vía telefónica por grupos de sujetos que se hacían pasar como integrantes de grupos del crimen organizado, sino que poco a poco se fueron endureciendo las formas de operar.
Elisa recuerda que a su padre ya lo habían intentado extorsionar con una llamada al teléfono de su negocio. Le pidieron una cooperación voluntaria que el hombre entregaba a cambio de que le dieran seguridad.
Sin embargo, cuando falleció y al tomar ella el control suspendió los pagos y fue cuando los montos se elevaron y las amenazas también.
El informe del SNSP abunda que en 2012 fue mayúsculo el número de extorsiones con mil 181 casos y de ahí hubo un descenso hasta alcanzar 608 denuncias el año pasado.
En el caso de Tláhuac, donde operaba la mayor organización de narcomenudistas de la ciudad y que lideraba Felipe de Jesús Pérez Luna, ElOjos, las extorsiones las ejecutaban hombres armados, que lo mismo llegaban en mototaxis que en vehículos compactos.
Los números en este sentido no reflejan la realidad de las extorsiones que a diario cobraba como derecho de piso la organización de ElOjos.
En 2011, la procuraduría capitalina sumó 13 expedientes por este delito. Un año después la cifra se elevó a 33; en 2013 fueron 32, y en 2014 la cifra descendió a 12 denuncias, lo mismo que en 2015, mientras que en 2016 fueron nueve..
Hasta junio pasado, el Ministerio Público había iniciado 245 denuncias por extorsión en la ciudad y solo cinco se registraron en Tláhuac, así como 538 por tentativa de extorsión. “Mi mayor error fue denunciar las amenazas y la extorsión, pero estaba desesperada y no sabía qué hacer, me pusieron animales muertos en la puerta de mi casa y hasta vinieron a echar tiros. “Todos me decían que no fuera a la procuraduría, pero lo hice, ahí tuve que dar mis datos personales y fue peor, mucho peor, porque enseguida el acoso se hizo interminable. Decidimos cerrar el negocio y cambiarnos de casa, era mucha inseguridad”, señaló.