Seis productivos meses
Seis meses agitados, que seguramente marcarán el futuro de Puebla y de quien hoy la gobierna.
Llevamos seis meses de gobierno y en ellos Tony Gali ha hecho más de lo que muchos gobernantes hacen en un sexenio. Y no es para menos. La brevedad de su periodo y las graves circunstancias que le ha tocado enfrentar, lo ameritan.
A base de trabajo y cercanía con las y los poblanos, Tony se encuentra entre los gobernadores mejor calificados del país. La gente de otros estados a quienes saluda cálidamente cuando recorre las calles de Puebla capital o cualquier otra población, lo reconocen y así se lo dicen, con la confianza que les despierta su trato sencillo y afable.
Me consta y por ello traigo a mi memoria que el pasado 2 de abril al haber sido invitado en calidad de amigo por Tony y Dinorah a la ceremonia del “Sitio de Puebla”, compartí con él, desde muy temprano en la mañana hasta la finalización del desfile, una serie de remembranzas y comentarios en los pequeños espacios y pausas en los que tuvimos oportunidad de charlar, posteriormente tuve con el gobernador un largo acuerdo en las instalaciones del Palacio Municipal, para después acompañarlo a una ceremonia de jóvenes con capacidades diferentes. Durante mi recorrido con él tuvimos que detenernos en no menos de cuarenta ocasiones para que se hiciera la selfie con el ciudadan@ en turno, quienes aprovecharon la ocasión para comentarle al ejecutivo el o los problemas que les aquejaban, los cuales, doy fe, atendió dando las ordenes inmediatas para que fueran ejecutadas por el servidor público a quien correspondía atender la querella, hasta tiempo nos dio de detenernos en el portal para que ante la atónita mirada de los transeúntes y el agrado y admiración de su cercano gobernador, cantara a dúo y a capela con el guitarrista del portal, el famoso “Gordo”, sin dejar por supuesto de saludar a todos aquellos poblanos que se acercaban a él como un ciudadano más de a pie, vamos, de carne y hueso, cercano a ellos y cercano a sus problemas.
Su periodo no ha estado exento de imponderables y convulsiones, en particular el tema de los huachicoleros, la estrechez de recursos y la inseguridad que amenaza con desbordarse. Pero la eficaz atención dada a los mismos, sin descuidar el cumplimiento de un sinfín de compromisos y obligaciones, han servido para confirmar que su gestión no es una simple fase de transición o trámite. Prácticamente no hay margen para el error.
Su equipo cercano lo sabe y trabaja incansablemente, a la par del Gobernador. No hay tiempo para el descanso ni oportunidad para el descuido. Quien no puede seguirles el paso, se va.
Muchos camanduleros y currinches políticos de medio pelo se sorprenden por mis comentarios laudatorios a su persona, a ellos les recuerdo que con Tony Gali y su señora esposa, mantengo una amistad de hace más de 25 años, respetuosa y afable, la misma que conserva mi familia entera con los suyos, en especial mi adorado Carlos, a quien Tony pone como ejemplo cada vez que ha menester comentar sobre la determinación, firmeza y espíritu triunfador de una persona con una capacidad diferente, eso va unido con la piel y se queda en el sentimiento de los corazones de mi familia entera. Para seguir con el tema a poco más de seis meses vista de este corto, pero nutritivo gobierno, Tony no ha rehuido a ninguna de sus responsabilidades ni se arredra ante las dificultades. Por el contrario, exhibe el temple y la experiencia que le distinguen. Actúa como verdadero líder, en un momento en que algunos podían dudar por el futurismo que se avecina.
Ninguno de los problemas que más han ocupado su tiempo, fueron generados en el gobierno de Gali. Pero él y varios de sus colaboradores (lamentablemente no todos, pues hay muchos a los que les gana la ambición o la estulticia), han sabido reaccionar y emprender estrategias para contenerlos y resolverlos, sin perder tiempo en quejas, evasiones o excusas.
Seis meses agitados, que seguramente marcarán el futuro de Puebla y de quien hoy la gobierna. Por supuesto, en un primer corte, el gobernador sabe quiénes no han podido o no han querido estar a la altura y habrá de actuar en consecuencia, pues dispone de muy poco tiempo para enmendar los desaciertos de otros. ¡Lo digo sin acritud, pero lo digo!