PGJ, sin sustentar cargos por asesinato de profesor
Armando Mendoza desapareció el 10 de abril de 2012
Debido a que el cuerpo del profesor de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), Armando Martín Mendoza Velázquez, no fue localizado, la entonces Procuraduría General de Justicia (PGJ) -ahora Fiscalía General del Estado (FGE)- no logró sostener la acusación por el delito de homicidio contra los implicados, por lo que ninguno de los tres detenidos fue juzgado por ese ilícito ocurrido en 2012, confirmaron fuentes del Tribunal Superior de Justicia (TSJ).
El profesor desapareció el 10 de abril de 2012 y, de acuerdo con la versión de las autoridades, fue asesinado por tres sujetos para no pagarle una deuda por la compra de maquinaria. Su cuerpo fue arrojado a un río en la región de Huejotzingo, sin embargo, nunca fue localizado.
Como parte de las investigaciones, en junio de 2012, la Procuraduría General de Justicia (PGJ) presentó a Sergio “J”, alias “El Pollo” o “El Kentucky”; y a Ricardo “F”, alias “El Richard”, como presuntos responsables del homicidio, quienes señalaron a un hombre identificado como Mariano P, “El Cacerolas”, como el autor intelectual del asesinato, sin embargo, hasta la fecha no ha sido detenido.
A cinco años de la detención, sólo Sergio “J” recibió una sentencia condenatoria por siete años de prisión por los delitos El delito se cometió en 2012. Los tres sujetos se negaron a pagarle una deuda al académico de robo calificado, robo de vehículo calificado, falsificación de documentos, posesión de vehículo a sabiendas que es robado, portación de arma e instrumento prohibido; sin embargo, el delito de homicidio no le fue acreditado.
Sergio “J” había enfrentado un proceso penal en 2010 por el delito de daño en propiedad ajena radicado en el proceso 548/2010.
Mientras, su cómplice Ricardo “F” fue absuelto de los cargos y “El Cacerolas” no fue detenido, confirmaron las fuentes consultadas.
Sobre los hechos, la familia no pudo ser consultada debido a que cambiaron de lugar de residencia, números telefónicos y dejaron de comparecer en las diligencias, ante constantes amenazas.