Los migrantes
México se encuentra en una posición estratégica, debido a su ubicación geográfica, para toda clase de flujos migratorios y comerciales, mismos que se trasladan de sur a norte y viceversa. El hecho de que México haga frontera con el sur de los Estados Unidos de América, principal país de inmigración a nivel mundial, explica por qué el corredor migratorio entre estos dos países es el de mayor flujo a nivel del continente americano.
México es una antesala obligada de miles de migrantes, tanto en situación regular como irregular, quienes requieren de asilo, y comúnmente se convierten en refugiados y víctimas de trata de personas. Por lo general, su destino principal es Estados Unidos de América, y en menor medida Canadá.
Las razones que llevan a las personas a convertirse en migrantes son, entre otras, la marcadas desigualdades económicas y de oportunidades; la pobreza y las dificultades para acceder a condiciones de vida digna; la violencia ocasionada por la delincuencia organizada, las violaciones a los derechos humanos, la discriminación en contra de ciertos grupos vulnerables, las necesidades de reunificación familiar, los desastres naturales, así como la posición geográfica de los países de donde provienen. En particular, el pensamiento de que a dónde van no puede ser peor al lugar de dónde proceden y el famoso “sueño americano” sigue atrayendo a los migrantes, quienes no se intimidan ante la dura política del presidente de los Estados Unidos. Es más, plantea para los migrantes y los introductores o traficantes de personas, grandes desafíos y nuevas estrategias para ayudarlos a cumplir ese sueño, o bien, dejarlos abandonados a su suerte. El resultado final de estas historias es bien conocido, cada vez menos lo logran; otros son deportados y en el peor de los casos, pierden la vida en el intento.
Durante su trayecto, siguen siendo personas, seres humanos con derechos, y mientras se define su situación legal, es común que los migrantes sean víctimas de arrestos arbitrarios y ausencia de debido proceso; de expulsiones colectivas; de discriminación en el acceso a servicios públicos y sociales a los que extranjeros tienen derecho por ley; de obstáculos en el acceso y procuración de justicia de los delitos de los que son víctimas.
La situación de vulnerabilidad estructural de los migrantes se agrava cuando además de ser migrantes existen otros factores de vulnerabilidad, tales como la discriminación con base en la raza, color, idioma, nacimiento, edad, sexo, orientación sexual, identidad de género, discapacidad, posición económica, religión o cualquier otra condición, las cuales al presentarse en un mismo tiempo conllevan a que los migrantes sean víctimas.
Existen, actualmente, instituciones y organismos nacionales e internacionales encargadas de salvaguardar los derechos humanos de los migrantes. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), en conjunto con la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) emite anualmente recomendaciones en materia, mismas que son analizadas y resueltas. Sin embargo, este grupo vulnerable seguirá expuesto a violaciones, pues el encontrarse entre diferentes naciones no le permite tener la solidez de defensa, por desconocimiento de la ley, por comunicarse en lengua diferente, y en definitiva, por no contar con papeles que acrediten su personalidad.
Las organizaciones no lucrativas juegan un papel importantísimo durante la estancia y traslado de los migrantes, con su apoyo encuentran alimentos, medicamentos, techo, ropa y hasta educación, un apoyo humanitario en apego de una norma básica: el principio Pro Persona.