Morena y PRD, ¿por una ciudad fallida y violentada?
México tiene más de una década sumergido en la violencia. El “crimen organizado” se organizó dentro del Estado, pues se adhirió a él y sus tres niveles de gobierno. Ya no hay excepciones.
El binomio PRD-Morena, que gobierna desde hace 20 años la hoy llamada Ciudad de México, la rescató de la intención oligárquica y mediática de convertirla en el lugar más inseguro del país para así desprestigiar al gobierno electo.
Siendo CdMx la mayor reserva electoral de las izquierdas, la responsabilidad de Morena-PRD es directa frente al peligro de la espiral de la violencia porque genera ingobernabilidad y vacíos.
El caso de Tláhuac anuncia que los grupos criminales están tocando las goteras de la ciudad y no como un hecho aislado, sino como un mal creciente en todos los sectores y edades, fuerzas políticas, organizaciones populares y vecinales, barrios, pueblos, barrancas, zonas históricas y de reserva. ¿Por qué ahora deciden los grupos criminales hacer de la ciudad su campo de batalla?
La ceguera del sectarismo y descomposición que PRD y Morena escenificaron en el Estado de México entregando ese bastión al PRI ahora se han trasladado a su retaguardia electoral para hacer lo mismo: Morena y PRD están teniendo un enfrentamiento entre sí, más parecido al de los narcotraficantes que como fuerzas que se dicen defensoras de la democracia. En 2018 el objetivo del PRI es neutralizar electoralmente a la reserva electoral de las izquierdas, pues no le basta fragmentarlas, sino también descomponerlas.
Morena y PRD se lo están facilitando. Ya en las elecciones de 2015 y 2016 la abstención en Ciudad de México fue de 80 por ciento, dejando al descubierto que Morena y PRD solo gobiernan, cuando mucho, con 16 por ciento del electorado registrado.
Al PRI, el enfrentamiento entre Morena y PRD le viene bien, pues no solo anulan la oferta de futuro a sus habitantes, sino que ahuyentan votos de ellos mismos, asegurando su derrota. Las consecuencias del enfrentamiento Morena-PRD equivale a los efectos del plantón Reforma-Zócalo de 2006, que desacreditó, desgastó y desmovilizó a su base política.
¿Qué pasará si la ciudad se convierte en campo de batalla de las fuerzas del crimen organizado en 2018? ¿Qué sucederá con las semillas vecinales que ya practican formas de autodefensas? ¿Qué consecuencias tendrá electoralmente en la ciudad el triunfo del terror y el miedo en 2018?
La irresponsabilidad de Morena-PRD no solo es un atractivo para el crimen y las guerras del narcotráfico, sino para entregar la principal fuerza electoral de la izquierda al PRI y los oligarcas.