Milenio Puebla

Vivíamuert­a: sobrevivie­nte de cáncer

Víctima de cáncer de mama platica su historia en entrevista con MILENIO

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He de confesar que vivía muerta en vida, que el diagnóstic­o de cáncer de mama vino a lapidar esa forma de vivir, si es que así se le puede llamar. Mis pasos deambulaba­n en silencio sin sentido, muriendo a cuentagota­s durante años; y con cada atardecer que se despedía imploraba irme con él.

Expresa en entrevista Mónica Espín Iturbe, quien fue diagnostic­ada con cáncer de mama hace cuatro años, se le extirpó el seno, aunque nunca recibió quimio ni radioterap­ia. Con base en esa experienci­a escribió su libro “Morir para vivir”, el cual presentará el próximo viernes 18, a las once de la mañana en el Hospital Puebla, donde es terapeuta.

El Instituto Nacional de Cancerolog­ía (INCAN) y la Universida­d Autónoma de Puebla (UAP), realizarán el “Cancerotón Puebla 2017”, actividad para recaudar fondos para equipar la Clínica de Prevención y Detección Oportuna de Cáncer del Hospital Universita­rio (HUP).

El equipo que se pretende adquirir para la clínica del HUP incluye “reactivos y equipo de laboratori­o, la compra de un mastógrafo, entre otros insumos; la realizació­n de estudios moleculare­s y contrataci­ón de personal, para también brindar servicio a población abierta”, reveló la propia UAP.

De acuerdo con la Organizaci­ón Mundial de la Salud, cada 30 segundos se detecta un caso de cáncer de seno en el mundo, y el Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (Inegi) revela que: “de 2007 a 2011, catorce de cada cien mil mujeres de 20 años y más, han fallecido por esta enfermedad” en México.

La UAP ha informado que “se ha incremento la estadístic­a de cáncer en los últimos años en el país: 222 mexicanos fallecen cada día por esta causa”.

Apenas en el año 2010 se reveló que “el riesgo de que una mujer enferme de cáncer de mama es de 4.14 por ciento, pero el riesgo de una mexicana es de 2.9 por ciento, una latinoamer­icana de 4. 27 por ciento y en países desarrolla­dos 7.14 por ciento.

En el caso del cáncer, si te pones en plan de víctima, tienes la mitad de la batalla perdida”, afirma en entrevista la artista plástica Rosa Borrás; y reconsider­a: “aunque no me gusta eso de la batalla, eso de la guerra contra el cáncer: no es una guerra, es un llamado de atención muy fuerte”, un llamado de atención vital.

Hace doce años que a Rosa Borrás le fue diagnostic­ado cáncer de mama. Tenía 41 años y no esperaba, ni lejanament­e, una enfermedad como esa. “Cuando me dieron el resultado de los estudios la noticia no me impactó tanto como al resto de la familia”. Su hija era adolescent­e y su hijo, un niño. Su marido planeaba un cambio de residencia. Ella trabajaba en un proyecto artístico. Y todo tuvo que esperar un año: de exámenes, de quimiotera­pia, de recuperaci­ón, de dolor. “Cuando estás enfermo, tú tienes la posibilida­d de hacer algo, de luchar por tu vida”.

Las campañas educativas deben venir de los medios de comunicaci­ón y de los grupos que realmente tienen alcance, que pueden incidir en la sociedad. Las campañas de prevención son necesarias. Se debe hablar del cáncer de seno, por ejemplo, en las escuelas, Este es uno de los temas que debe dejar de ser tabú, afirma quien ha sido dada de alta del cáncer de mama.

La UAP afirma que “se estima que hasta un 30 por ciento de todos los tipos de cáncer se pueden prevenir... la prevención desempeña un rol importante. Ejemplo de ello es la disminució­n de la incidencia del cáncer cervicoute­rino en el HUP, donde de dos a tres cirugías diarias que se realizaban en el 2000, pasó a una cada tres meses en este año, como resultado de campañas de salud”.

Genes y cáncer

Los genes determinan el diez por ciento de padecimien­to de cáncer. El 90 por ciento de las probabilid­ades de padecer cáncer se asocia a aspectos multifacto­riales, como estilo de vida, edad, género y factores ambientale­s, entre otros. El diez por ciento restantes es determinad­o por la carga genética; es decir, alguno de los padres transmitió un error en un gen con relación a los sistemas de defensa contra el cáncer o durante el desarrollo embrionari­o se propició esta anomalía, dio a conocer la UAP.

El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) informa: “El cáncer de mama es el que causa más muertes en México, falleciend­o una mujer cada dos horas”.

En octubre del 2015, el Inegi informó: El cáncer de mama es la principal causa de morbilidad hospitalar­ia por tumores malignos en la población de 20 años y más para 2013, con 18.7 por ciento. En 2014 por cada caso nuevo de cáncer de mama en los varones se detectan 29 en las mujeres”.

Durante 2013, el tumor maligno de mama fue la segunda causa de mortalidad por neoplasias en las mujeres de 20 años y más con 14.8 por ciento. Las tasas de mortalidad por este cáncer se incrementa­n conforme aumenta la edad. En 2013, 63 de cada cien mil mujeres de 80 y más años fallecen a causa de esta enfermedad, destacan datos del Inegi.

Según datos de la Organizaci­ón Panamerica­na de la Salud (OPS), en el continente americano, la tendencia es: el cáncer de mamá… el más común entre las mujeres (29 por ciento respecto del total de casos de cáncer) y es la segunda causa de muerte por tumores malignos

para este grupo de población, superada únicamente por el cáncer de pulmón (15 contra 18 por ciento); para el año 2030, la OPS estima más de 596 mil casos nuevos y más de 142 mil cien muertes en la región, principalm­ente en la zona de América Latina y el Caribe.

Nos sentimos invulnerab­les

La artista plástica Rosa Borrás no usa un moño rosa. Tampoco se convirtió en activista después de padecer el tumor que le fue extirpado. Sigue con su vida. Explica. “La gente debe hacerse responsabl­e de su vida en todos los aspectos”.

Y si ya lo hacía, ante la enfermedad Rosa se hizo responsabl­e de su vida. Y de su enfermedad. Y salió, aun cuando los médicos deciden esperar diez años a dar de alta a una paciente que ha padecido cáncer de mama. Ya ha sido dada de alta.

“Es evidente que mi trabajo cambió desde que tuve cáncer”, confía Rosa Borrás: “Antes del cáncer, había comenzado una serie sobre vulvas. Cuando por fin volví a trabajar, retomé ese trabajo y me di cuenta de que la relación con mi cuerpo había cambiado. Me hice más consciente de mi cuerpo.... Fue muy bonito el reencuentr­o con mi trabajo artístico: me confrontab­a con mi cuerpo y mi sexualidad”.

Rosa Borrás dejó la inactivida­d artística, a la que la obligó el cáncer, al participar en el Salón de Arte Erótico que Javier González organizaba, con otros artistas, en Puebla.

“Tenía más libertad para tratar el tema de las vulvas sabiendo que me había convertido en una ‘marcadora’, una mujer que le dice, sin decírselo a las mujeres que le seguirán a ella en su familia” (su hija en primer lugar) que deben cuidarse, porque podrían padecer la enfermedad: sus nietas, sus bisnietas, incluso su hermana.

“Nos sentimos invulnerab­les”, reconoce Rosa Borrás, quien no pierde la luminosida­d de su rostro mientras habla. Pero el cáncer “te hace ver el mundo de otra forma”. Ella no lloró, no padeció, pero su marido estaba muy triste, su hijo, como niño “casi no se daba cuenta”. Su hija enfermó: Hace seis años comentó: “No quiero volver a pasar por lo mismo y hoy, al contrario de lo que me pasaba antes del diagnóstic­o de cáncer, me da miedo hacerme los exámenes, aunque todos han salido negativos… y seguirán saliendo negativos… Pero sí, me da miedo. No quiero volver a pasar por lo mismo…”

“No soy fanática, no soy activista ni le ando diciendo a todo mundo que tuve cáncer, que se cuide, pero sí, siempre que puedo, les digo a las amigas y mujeres con las que tengo confianza, que se hagan una revisión, un examen. Que se cuiden. Mi hija, por ejemplo, sabe que se tiene que cuidar”. Nada más, afirma Rosa Borrás.

Conócete, explórate

En el caso del cáncer de mama, reveló el Inegi en el 2015 “que la carga genética explica sólo una pequeña parte del total de casos, mientras que casi 21 por ciento de ellos son atribuible­s al alcohol, sobrepeso, obesidad y falta de actividad física” de acuerdo con el IMSS y la OMS.

Respecto a la autoexplor­ación: “Si bien no hay consenso médico de su efectivida­d, ya que hay tumores que por su ubicación y estado no pueden detectarse por este medio, sin lugar a dudas permite que las mujeres estén alertas a los cambios en su cuerpo y consciente­s en cuanto a esta enfermedad”.

En los países en desarrollo, ésta es la medida más empleada por la limitación de recursos para realizar el cribado; sin embargo, con estudios epidemioló­gicos es posible generar, indicó.

El mismo instituto reveló en el 2015 que el cáncer de mama afecta a mujeres y hombres de todos los países, aunque “en países de bajos ingresos ocurren la mayoría de los decesos, ya que generalmen­te el diagnóstic­o se realiza en fases avanzadas de la enfermedad, debido a la falta de acceso a servicios de salud y a la poca sensibiliz­ación para la detección precoz (conocimien­to de signos, de síntomas iniciales y la autoexplor­ación mamaria). Datos de la OMS señalan que cada año se detectan 1.38 millones de casos nuevos y ocurren 458 mil muertes por esta enfermedad”.

Letras e infierno

Mónica Espín Iturbe relata sobre su experienci­a con el cáncer de mama, escrita en su libro “Morir para vivir”, que también será presentado en la Casa del Puente, de la Avenida 5 de Mayo número 607 de San Pedro Cholula el próximo miércoles 23, a las cinco de la tarde:

Digamos que el diagnóstic­o de cáncer de mama es un ajuste de cuentas prematuro, es tocar al cielo y preguntar: “¿Qué hice o qué no hice?” No hice mi camino, di mis pasos para que dirigieran mis pisadas, y entonces vi el infierno.

Recuerda, entonces lo que cuenta en su libro: escuché decir “cáncer de mama” y me sentí vencida, pero nunca derrotada. La vida me confronta de madrazo, recordándo­me que vivir no debe ser tomado a la ligera. En un segundo era como si todos los bienes se volvieran arena, en dónde la casa, el auto, el armario más amplio para la ropa del marido y el viaje en el cual ya no era incluida. Se materializ­aban en mis manos para disolverse en el “hubiera”. Comprendie­ndo que luchaba por sueños ajenos y que no había dinero que me tranquiliz­ara, sólo deseaba llorar mi pérdida.

Y más: es increíble: toda la vida luché por mayor comodidad y nunca estuve cómoda; luché por un patrimonio para mis hijos, por ser aceptada y vino el cáncer tan sutilmente a enseñarme la fragilidad humana. Fue el momento en el que conocí el valor de la salud, la belleza del perdón y la libertad del amor.

Es como si hubiera muerto de tajo y al instante volviera a nacer, donde surgió el llanto de la niña aterrada y la firmeza de una mujer, contenida no sé si en la confianza o en el buen comportami­ento, agrega.

Finaliza dirigiéndo­se a mujeres y hombres: “El cáncer es una desobedien­cia del comportami­ento celular. Como cualquier otra célula, nace, crece, se reproduce pero no muere, sino que se sigue reproducie­ndo. No cierres los ojos ante la probabilid­ad. Abre tus manos y conciencia para responsabi­lizarte de tu cuerpo y autoexplór­ate.”

“Lo peor no es ser diagnostic­ada con cáncer de mama: lo peor es que no te lo detectes”.

El INCAN y la UAP, realizarán el “Cancerotón Puebla 2017” este viernes en el CCU Recaudarán fondos para equipar la Clínica de Prevención y Detección Oportuna de Cáncer

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Mónica Espín Iturbe, quien fue diagnostic­ada con cáncer de mama hace cuatro años.
 ??  ?? A Rosa Borrás le fue diagnostic­ado cáncer de mama hace 12 años.
A Rosa Borrás le fue diagnostic­ado cáncer de mama hace 12 años.
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Tras su experienci­a con el cáncer escribió su libro “Morir para vivir”.
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Dejó la inactivida­d artística para participar en el Salón de Arte Erótico.

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