En el PRI, tregua con unidad
Atrincherado, el priismo poblano observa con mucha cautela el desarrollo de los acontecimientos que involucra al otrora grupo compacto del morenovallismo.
Monitorean también a la vertiente beligerante del panismo tradicional de las familias custodias del PAN, encabezada por Eduardo Rivera Pérez.
Esperan pacientes conocer consecuencias políticas y alcances legales del escándalo detonado por presuntas “escuchas” telefónicas a políticos, gobernantes y funcionarios públicos, reveladas por ex aliados del gobierno anterior.
Pero en la severa crisis por la divulgación de los audios -presuntamente obtenidos por vías ilegales-, el daño también es colateral por el involucramiento de connotados priistas, presuntamente, corrompiendo a “periodistas” locales.
A pesar del balconeo a las figuras públicas del tricolor, el priismo teje fino preparando diferentes escenarios con el recuento de daños por los “escándalos”, el resultado del proceso interpanista para postular al candidato presidencial y la definición misma de la creación de un frente opositor.
Los priistas transitan diferente la ruta de trato político en la antesala de las elecciones concurrentes federales y locales de 2018.
A diferencia de otros procesos interpartidistas, en el actual, tanto dirigentes como los principales protagonistas, han puesto por delante de sus intereses personales, los de la unidad de este partido político.
Han entendido como partido de oposición que parten de “cero” en la entidad, posterior a las palizas electorales de los últimos comicios.
Los aspirantes a los principales cargos de elección popular (Jorge Estefan Chidiac, Enrique Doger, Juan Carlos Lastiri, Víctor Manuel Giorgana ), acordaron una tregua para evitar el golpeteo político.
Favoreció la tregua entre los aspirantes a la gubernatura quitarse la presión del converso diputado federal, Alejandro Armenta, la presencia de Blanca Alcalá -finalmente designada embajadora-, y la caída de Javier López Zavala, luego de la inmoral búsqueda -con libro en mano- de López Obrador.
El resto, los priistas lo dejarán a los tiempos y a la operación política porque, a diferencia de 2016, ahora habrá candidaturas para todos y con quien llegar a acuerdo políticos.