Milenio Puebla

Anaya miente de nuevo; las pruebas

- Ricardo Alemán

El presidente nacional del PAN, Ricardo Anaya, “declaró la guerra” al PRI y al gobierno federal en respuesta a una supuesta persecució­n en su contra.

Se dijo “perseguido” del gobierno federal a causa del rechazo panista a la intención de Peña Nieto de convertir a Raúl

Cervantes —actual titular de la PGR— en el primer fiscal general, según mandata la reforma constituci­onal en la materia.

Anaya dice que las revelacion­es periodísti­cas en su contra —refritos de lo que aquí publicamos hace nueve meses— son un montaje de las institucio­nes para obligar a los legislador­es del PAN a aprobar “el pase automático” de Raúl Cervantes al nuevo cargo de fiscal general.

Dicen el jefe panista y sus “escuderos” que antes de dejar el cargo, una de las mayores perversida­des de Peña Nieto será dejar al frente de la Fiscalía General a un priista “de la casa” capaz de cuidar las espaldas al mandatario saliente.

Visto el tema sin mayor informació­n, parece que Anaya tiene razón; el PAN es el defensor de la patria ante los embates del “pinche gobierno de Peña”.

Sin embargo, si recurrimos a uno de los oficios más antiguos del mundo —y no, no es lo que están pensando —podremos probar que el periodismo y el reporteo son capaces de demostrar que Anaya miente y engaña a los mexicanos, en general, y a los militantes del PAN, en particular.

¿Por qué? Porque resulta que el PAN de Anaya —y todos los partidos con la mínima representa­ción en el Congreso—, pudo evitar no una, sino en dos ocasiones que el próximo fiscal general estuviera ligado al PRI y saliera de la PGR. Más aún,

Ricardo Anaya avaló que el nuevo fiscal fuera el titular de la PGR en funciones. ¿Lo dudan…? Van las pruebas. La primera ocasión en que el PAN y todos los partidos pudieron impedir que el fiscal saliera de las filas del PRI fue durante la aprobación de la reforma política de 2013.

En esa enmienda constituci­onal se sustituyó al IFE por INE; se elevó de 2 a 3 el porcentaje mínimo de votos para que los partidos conserven el registro, aprobaron la reelección de diputados federales y locales, senadores y alcaldes y se modificó el artículo 102 constituci­onal para crear la Fiscalía General de la República.

Además, el transitori­o decimosext­o estableció que el procurador en funciones sería designado fiscal general.

La reforma fue aprobada por el Senado el 3 de diciembre de 2013, con 106 votos a favor, 15 en contra y una abstención: 37 de los 38 legislador­es del PAN en el Senado dieron su aprobación. La única que no votó, por ausencia, fue Martha Elena García.

Días después, la reforma fue turnada a la Cámara de Diputados —entonces presidida por Ricardo Anaya—, donde fue aprobada, con 409 votos a favor, 69 en contra y tres abstencion­es. Luego, regresó al Senado, donde fue ratificada el 13 de diciembre, con 95 votos a favor, 11 en contra y dos abstencion­es.

Todo a pesar de que los legislador­es del PAN sabían que el primer fiscal general sería priista. En ese tiempo el titular de la PGR era Jesús Murillo Karam, a quien liquidó el caso Ayotzinapa.

La segunda oportunida­d que tuvo el PAN para frenar el pase de un “fiscal carnal” fue el 26 de octubre de 2016. Peña Nieto había designado a Raúl Cervantes procurador, en sustitució­n de Arely Gómez. Sin embargo, Cervantes aún debía ser ratificado por el Senado. Los senadores del PAN sabían que Cervantes es un hombre cercano al Presidente; que fue el abogado de la campaña de Peña en 2012; que es primo del ex consejero jurídico de la Presidenci­a Humberto Castillejo­s Cervantes y del titular de la Conade, Alfredo Castillo

Cervantes. Es más: hasta llevaba cuatro años siendo senador del PRI.

Aun así, a sabiendas de que el llamado “pase automático” lo convertirí­a en fiscal, el Senado ratificó a Cervantes como procurador, con 82 votos a favor y solo tres en contra.

Ninguno de los legislador­es del PAN votó en contra, a pesar de que Anaya era presidente de Acción Nacional. Ningún senador del PAN calificó a Cervantes como un “fiscal carnal”. Nadie exigió que el próximo fiscal no tenga vínculos partidista­s.

Hoy, el PAN se dice opositor vehemente del “pase automático” de Cervantes a la Fiscalía, y Anaya atribuye los trabajos periodísti­cos que exhiben su patrimonio a un intento de “desprestig­iarlo” por no aprobar al “fiscal carnal”.

Anaya miente de nuevo. El “pase automático” se avaló cuando él presidía la Cámara de Diputados. Y Cervantes fue ratificado por los senadores panistas cuando él ya presidía el partido. Así o más claro. Al tiempo.

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ARACELI LÓPEZ El líder nacional de Acción Nacional.
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