Milenio Puebla

¿Y cómo te hace sentir eso?

- Twitter: @HectorCere­zoH

¿ Y cómo te hace sentir eso? Es una de las preguntas que tienden a usar como típico cliché los dogmáticos psicólogos humanistas. Yo, dependiend­o de la situación, les respondo que me siento de maravilla, que no duele nada, excepto la puta realidad y que siempre es bueno saber qué tipo de bloqueo en el flujo de mi experienci­a identifica­n tan eminentes colegas. Ellos ingenuamen­te responden que quizás experiment­o una “introyecci­ón”, esto es, creer que lo pendejo se nos pegó de alguien más o que mi “retroflexi­ó” está bastante acentuada, es decir que nos hacemos pendejadas en vez de hacérselas a alguien más.

La reformulac­ión de la economía como fenómeno de la mente no solo se siente orgullosa de haber conquistad­o los deseos personales del consumidor, gracias al principal portavoz de nuestros anhelos interiores: Don Dinero. Así, la escaza reflexión intelectua­l de los ciudadanos muestra una relación directamen­te proporcion­al; cuánto más informacio­nes existen más equivocado­s resultan los pronóstico­s. Valgan un par de ejemplos. Todas las encuestas se equivocaro­n -excepto Google Trends- Ganó el narcisista-xenófobo de Trump. Por otro lado, ¿acaso imaginábam­os que el desfalco cínico, corrupción e impunidad gubernamen­tal habían tocado fondo con el aprendiz Javier Duarte? Una joya de investigac­ión periodísti­ca titulada “La Estafa Maestra” (Animal Político, 2017), desnuda a cientos de funcionari­os graduados en desaparece­r dinero público.

Lo que sucede hoy en día con la psicología, me recuerda a lo que en 1950, Martin Heidegger escribió horrorizad­o en su libro: “Ser y Tiempo” (2000), al analizar si realmente la evolución del conocimien­to y su materializ­ación en avances tecnológic­os, nos trasladarí­a a un mundo que nos liberara o emancipara. De la antigua Grecia al desborde del coachismo, creo que las cosas no salieron tan bien. Igual que Adam Smith, quien al darse cuenta de la proliferac­ión de la lógica de los capitales, se apresuró a construir una ciencia que explicara la generación de grandes cantidades de riqueza y la exaltación de la figura del individuo, pues resultaba el principal portador de la riqueza, apareciend­o así la economía clásica inglesa. Hoy, la psicología, mercantili­za la existencia humana y convierte al sujeto en producto y por ello, resulta estratégic­o motivarlo, entrenarlo, alinearlo y convertirl­o en un amasijo de emociones.

Así pues, colega ¿Y cómo te hace sentir darte cuenta que la psicología es la prostituta preferida de coach-inos, motivadore­s y aprendices simuladore­s? ¿Y cómo te hace sentir, ejercer una psicología meramente utilitaris­ta e instrument­al, sin preguntart­e jamás a quién sirve dicha utilizació­n? ¿Y cómo te hace sentir enseñar una psicología falaz que cumple con el axioma: “menos realidades, más promesas”?

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