El papa en un país católico, pero con deserciones
Cuatro meses después de convertirse en Francisco, Jorge Bergoglio, el primer papa latinoamericano, emprendió en julio de 2013 un viaje que lo llevó a su continente natal. Visitó Brasil y después viajó a Ecuador, Bolivia y Paraguay, para retornar por tercera vez a la región, a Cuba, y después a México. Ayer aterrizó por quinta vez para cumplir una visita en Colombia. Aunque sigue siendo de mayoría católica, la Colombia que se encontrará Francisco ha visto en los últimos años un éxodo hacia las iglesias cristianas evangélicas, cuyos líderes han ganado fuerza política. Según el Anuario Pontificio
2017, Colombia ocupa el séptimo puesto entre los 10 países con más católicos, con 45.3 millones de bautizos, solo superada por Brasil, México, Filipinas, Estados Unidos, Italia y Francia.
La cifra da pistas sobre la predominancia católica, aunque el obispo Fabián Marulanda aclara que el reporte se refiere a los bautizados, quienes no necesariamente son practicantes.
Un pastor de la Iglesia Manantial de Vida Eterna, Jorge Trujillo, afirma que alrededor de 17% de los 49 millones de colombianos pertenece a iglesias cristianas evangélicas, cantidad que podría representar al menos 3 millones de votos en unas elecciones, razón por la cual ha sido evidente el interés de pastores cristianos por incursionar en la política.
El reflejo más reciente del poder de decisión de los cristianos se vio en el plebiscito de octubre pasado sobre el acuerdo de paz firmado por el gobierno y las FARC. El acuerdo fue rechazado con 50.2% de votos por el “no”, frente a 49.7 del “sí”.
Las iglesias cristianas se unieron a la campaña por el “no” de la derecha radical cuando circularon en redes sociales mensajes que indicaban que quienes respaldaran el acuerdo promoverían las relaciones homosexuales, uno de los supuestos convenios.
Para el sacerdote jesuita Hermann Rodríguez, el éxodo de católicos se debe en parte a que la institucionalidad de la Iglesia católica “se queda a veces en las prácticas externas y no cultiva el interior del corazón”. Las iglesias cristianas se han fortalecido, dice, por una “decisión estratégica” impulsada hace años desde Estados Unidos para contrarrestar la corriente de la Teología de la Liberación dentro del catolicismo en América Latina.
Dentro de la propia Iglesia católica también hay un sector ultraconservador en Colombia que se aparta del apostolado de Francisco.