SIN RELACIÓN CON CATARINA, LA CHINA POBLANA CUMPLE 162 AÑOS
En el libro “Los mexicanos pintados por sí mismos” editado en la Ciudad de México en 1855, nació otra china, la mujer popular que, en Puebla, fue hallada a finales del siglo XIX vendiendo chalupas en el Paseo Viejo de San Francisco.
C atarina de San Juan “usaba zapatos no pulidos, ropa de algodón barato, un jubón negro con mangas hasta las manos, y una falda oscura que llegaba hasta los pies… se sabe que dormía, a veces, derrumbada en las esquinas de diferentes iglesias, como una persona sin techo” ha investigado e informa en entrevista Robin Ann Rice.
A esa Catarina que vivió en el siglo XVII, algunos insisten en llamarla “La china poblana”, pues era asiática.
Hace 162 años, en el libro “Los mexicanos pintados por sí mismos” editado en la Ciudad de México en 1855, nació otra china, la mujer popular que, en Puebla, fue hallada a finales del siglo XIX vendiendo chalupas en el Paseo Viejo de San Francisco.
Un cronista anónimo dejó escrito sobre esa mujer del pueblo:
…esa mujer con quien os he puesto en paralelo, va desapareciendo como han desaparecido de vosotras la buena fe y otras cosillas… Ay ¡Triste es decirlo! más sabedlo de una vez: hoy encontraréis la “Clanizata” en Oaxaca, la “Lépera” en Querétaro, la “Tagarninda” en Monterrey y Durango, la “Tapatía” en Guadalajara… pero a la china ya no la veréis como en otros tiempos en el Paseo de la Retama o en la Plazuela de Pacheco, ni en las canoas de “Santanita”, compitiendo en hermosura con las escarlatas y frescas amapolas que coronaban la cabeza de nuestra progenitora.
El mismo escritor anónimo también vaticinó:
La legítima china de castor, con lentejuela, rebozo ametalado, zapato de seda con mancuerna de oro y “por abajos” blanquísimos como la nieve: esa mujer de “banda de fleco de plata” y blusa mal encubridora, porque entre los mismísimos rosarios, cruces y medallas, deja entrever las tentaciones… ¡ay! la china, en fin, esa linda hija del pueblo, de bondadosa índole y corazón excelente, ¡dentro de pocos años será un tipo que pertenecerá a la historia!
A esta última, que en enero pasado cumplió 162 años de haber pasado a la historia a través de un libro con una estampa hoy muy famosa, el gobierno de la ciudad de Puebla, en sesión de cabildo, decidió el 10 de diciembre del año 2012, dedicar cada 9 de septiembre como el Día Municipal de la China Poblana.
Por su parte, Robin Ann Rice asegura que la asiática del siglo XVII “no era princesa, ni china, ni santa”:
Lo que está registrado es que Catarina fue vendida por un mercader portugués, al capitán poblano Miguel de Sosa, como esclava. En sus tiempos era famosísima, y durante sus funerales, hubo un gran alboroto en la Ciudad de los Ángeles, que duró muchos días. En cuanto a si vestuario no tenía nada que ver con el traje de la China Poblana.
Hoy sábado 9, en el Museo Internacional del Barroco, con una conferencia taller de grabado para niños sobre la mujer de vistoso traje, concluye el segundo festival que el ayuntamiento le dedica en este trienio a la “China de Puebla”.
Libros y vidas
Hay muchos mitos alrededor de Catarina de San Juan, conocida como la China Poblana: no era de la China, sino de la India. Según el padre Alonso Ramos, autor de un libro sobre su vida, no aprendió a leer y escribir, y le costaba trabajo hablar bien, pese a que el hagiógrafo le atribuyó largos y elevados discursos en el libro; le dio un linaje real, insistiendo en que descendía de emperadores mongoles y árabes, y la llamaba princesa, afirmó la investigadora Robin Anne Rice.
Como parte del festival “La china de Puebla”, la investigadora presentó, en la Biblioteca José María Lafragua, los dos tomos de “Los prodigios de la omnipotencia y milagros de la gracia en la vida de la venerable cierva de Dios, Catarina de San Juan”, para los cuales hizo el estudio, edición y notas.
Alonso Ramos era jesuita, confesor de Catarina, y acabo preso en el edificio Carolino acusado de alcohólico; su libro sobre la que llamó “la princesa Mirra” fue prohibido por el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, desde España,
La que vivió en el siglo XVII, algunos insisten en llamarla “La china poblana”, pues era asiática
Robin Ann Rice asegura que la asiática del siglo XVII “no era princesa, ni china, ni santa”
recuerda Robin Ann Rice, y cita el texto de la condena:
Por con tenerse en él revelaciones, visiones y apariciones inútiles, inverosímiles, llenas de contradicciones y comparaciones impropias, indecentes y temerarias y que saben a blasfemias, abusando del misterio altísimo e inefable de la Encarnación del Hijo de Dios y con doctrinas temerarias, peligrosas y contrarias al sentir de los doctores y práctica de la Iglesia, sin más fundamento que la vana credulidad del autor.
Por eso Ramos fue acusado de borracho y sufrió prisión domiciliaria hasta su muerte.
De acuerdo con su hagiógrafo, el padre Ramos, agrega Rice, de Catarina “la característica que más la marcó, fue el poder estar en dos sitios a la vez, transportándose en espíritu y a veces en cuerpo a lugares lejanos como Flandes, donde peleaban los españoles, o a la corte de Carlos II; o viajaba a China, Japón, Nuevo México, donde ayudó a la evangelización. Volaba con sus amigas o santos predilectos”.
La profesora investigadora agregó: “Un testigo, un jesuita que estuvo de visita en Puebla, que conoció a Catarina, relató en una carta que nació de padres reducidos a un estado de pobreza por injuria del tiempo”, es decir, no era hija de reyes, no era princesa.
Trajes, tipos, estampas
“Maximiliano (de Habsburgo) fue el introductor del traje de etiqueta del charro, que aún llevan los mariachis”, recordó el investigador Camilo Ayala Ochoa, en la introducción al libro “Tipos mexicanos” de “El Nigromante” Ignacio Ramírez.
El mariachi, por otro lado, lo “man-