Los “estadunidenses fallidos”
De todo lo que han tildado al presidente estadunidense está nutrida la resolución del Congreso que él mismo tuvo que convalidar con su firma anoche, para condenar a “los nacionalistas blancos, a los supremacistas, al Ku Klux Klan, a los neonazis, a los grupos de odio y al racismo”, a propósito de los disturbios en Virginia en agosto pasado.
Hay que recordar que en una primera declaración, vaga, había censurado la agresión de los supremacistas, y días después rectificó al señalar que la violencia vino de ambas partes, cargando culpas también a los manifestantes que censuraban el mitin de los grupos extremistas. Ayer debió sumarse a la declaratoria legislativa para dejar por escrito su oposición a esos grupos.
La posición pública de Donald Trump respecto a las minorías y a los migrantes lo ha puesto en diferentes momentos en las condiciones que ahora debió censurar en el documento. Desde la campaña fue llamado “racista”, “nacionalista” y “supremacista” cuando hacía hincapié, y se acentuó ese discurso ya instalado en la Casa Blanca, en hacer a Estados Unidos grande otra vez, prescindiendo de la migración y echando mano solo de trabajadores y empresas “americanas”.
En el prólogo de su biografía sobre Lawrence de Arabia, André Malraux recuerda una “actitud” que persistirá en el siglo XVII: “Para un griego, ser un hombre era ser griego; para un romano, ser romano; para un cristiano, ser cristiano. No hay interrogante posible: un escita es un griego fallido; un sirio, un romano fallido; un pagano, un cristiano fallido (…) Todo el mundo tendrá el convencimiento de que una estatua gótica es la obra de un escultor que se proponía esculpir una estatua griega, pero que, pobrecito, no sabía”.
La gravedad en el caso de Trump es que, más de tres siglos después, vea a sus ciudadanos de origen diverso como estadunidenses fallidos, como si esa nación no se hubiera construido con base en la migración. Como dice Malraux, no hay interrogante posible, basta ver su posición ante los
dreamers para confirmar que cuando habla de “americans” se refiere a los blancos, a los sajones, sin importar lo que un pasaporte pueda decir de un estadunidense de origen latino, nacido en Estados Unidos, con padre y abuelo gringos.