“NO ESPERAMOS AYUDA, NUNCA HA LLEGADO”
las carretaras están cerradas y con deslaves, por lo que 40 rancherías, donde hay 500 viviendas afectadas, están incomunicadas; tampoco hay energía eléctrica y los víveres empiezan a escasear
Los habitantes de los pueblos mixe de la sierra de Oaxaca fueron golpeados por las lluvias y rematados por el terremoto de magnitud 8.2 del jueves 7 de septiembre, el más fuerte de los últimos 100 años en México.
La región está severamente afectada: los ríos se desbordaron, las carretaras, como la Mitla-Tehuantepec y la 169 Ayutla-Choapam, están cerradas y con deslaves que incomunican a 40 rancherías donde hay más de mil 500 familias.
Un censo señala que en 12 municipios hay hasta alrededor de 500 viviendas dañadas por caída de bardas, cuarteaduras y desplome de techumbres; además hay tres iglesias y siete escuelas con fisuras.
Por el temblor además se rompieron rocas en algunos cerros, generando la caída a cascadas de aguas que inundan parte de los caminos.
Las comunicaciones están interrumpidas, no hay teléfono, internet y energía eléctrica; los víveres empiezan a escasear.
Ante la desesperación y la falta de ayuda por parte de los gobiernos estatal y federal, los pobladores de Santa María Zacatepec se organizaron para retirar los escombros que han dejado las tormentas y el terremoto.
Los habitantes de las comunidades rurales e indígenas mixe no esperan la ayuda del gobierno, porque “nunca ha llegado”. Por ello, optaron por organizarse para auxiliarse y atender principalmente a los afectados por la caída de sus viviendas, apoyándolos para la reconstrucción, elaborando adobes fabricados a base de tierra, abono, carrizo, lodo y arcilla.
“Aquí, en nuestra tierra, la de los nunca conquistados, se nos ha enseñado desde niños a realizar adobes. Los hacemos con tierra y lodo, y vamos a trabajar en su elaboración para ayudar a nuestros hermanos en desgracia... ojalá y el gobierno apoye con la entrega de laminas para colocar los techumbres que se desplomaron”, comntó Javier Cruz Sánchez, presidente de bienes comunales de Santiago Zacatepec.
En medio de la destrucción, en un tramo de la carretera que conduce de la población de Yacochi a Zacatepec, hay una capilla que, “de milagro”, advierten los lugareños, no fue arrastrada ni sucumbida al registrarse el desgajamiento de un cerro.
Los viajeros que la cruzan la bautizaron como “La virgen del Desfiladero” y se encomiendan a la imagen que quedó cubierta con cemento, mientras alrededor se observan los vestigios del desastre.
Maribel Alejo Cristóbal, regidora de Salud, y Cruz Romero, secretario municipal de Santiago Zacatepec, exigieron que los gobiernos federal y estatal volteén a las zona de la sierra que están en condición de desastre.
“La ayuda no solo debe ser canalizada en el Istmo, aquí también tenemos destrucciones y daños, y no queremos que se nos olvide y se nos siga ignorando, como ha pasado con otros fenómenos naturales”.