El doble discurso en el feminicidio
Los últimos acontecimientos que han sacudido al estado de Puebla, han sido pruebas que ponen al descubierto los verdaderos sentimientos de su sociedad, momentos en los cuales el pueblo muestra su solidaridad con el prójimo, su sensibilidad con el dolor y la desgracia ajena y su necesidad de proteger al desvalido o al vulnerable.
Esos sentimientos permanecen recónditos en la comunidad, como si estuvieran dormidos, pero en el momento más inesperado surgen con una fuerza incontrolable.
El sismo sufrido en nuestra entidad y en el resto del país, trajo como consecuencia, pérdidas humanas y daños materiales, pero también resaltó, nuevamente, los valores más preciados de la sociedad poblana, la unión, la solidaridad y la compasión.
Por otra parte, otro suceso lamentable que indignó de manera general a nuestra sociedad, fue la pérdida de la vida de una mujer más y, tal vez, lo que lastimó en demasía fue la manera en que ocurrió el deceso, la comunidad entera exige justicia, que el delito no quede impune, pero además reclama mayor seguridad.
En el caso de Mara Castillo, que al salir de un antro solicitó un trasporte para regresar a su domicilio y antes de llegar a él encontró su muerte, la opinión pública se encuentra dividida, algunos consideran que fue un crimen atroz que debe ser reprochado totalmente al culpable, pero por otro lado, existen los menos que piensan que este crimen pudo ser evitado, ya que la víctima en parte fue responsable al ubicarse en una situación de riesgo.
Es común que en el fenómeno de los delitos que se realizan por razones de género, la sociedad re victimice a la víctima, y consideramos que estos delitos pueden ser evitados, ya que pensamos que son provocados por las victimas a través de su comportamiento, su vestimenta, sus circunstancias previas.
Esta percepción es cuestionada y criticada, ya que la creación del delito de feminicidio obedece al reclamo de la sociedad entera por el aumento del número de muertes de mujeres y la crueldad con que la que se ejecutan.
La sociedad entera, que con años de lucha y sacrificio, buscó que la ley tipificara los delitos que se ejecutan por razón de género, se contradice al re victimizar a la víctima cuestionando las causas del hecho reprochable.
Es indispensable que como sociedad participemos en una nueva cultura de prevenir y erradicar cualquier forma de amenaza y afectación a los derechos humanos de las mujeres, desde nuestros hogares y escuelas evitemos las mínimas conductas machistas y misóginas en nuestros niños y jóvenes, inculcando valores fundamentales en todo momento y ocasión.
El considerar que parte de la responsabilidad de estos delitos son provocados por las víctimas, constituye un doble discurso con el que fomentamos e inducimos estos reprochables comportamientos.
“Feminicidio el último peldaño de la agresión”, Elizabeth Castillo Vargas.