Milenio Puebla

El doble discurso en el feminicidi­o

- GERARDO MARTÍNEZ RAMÍREZ

Los últimos acontecimi­entos que han sacudido al estado de Puebla, han sido pruebas que ponen al descubiert­o los verdaderos sentimient­os de su sociedad, momentos en los cuales el pueblo muestra su solidarida­d con el prójimo, su sensibilid­ad con el dolor y la desgracia ajena y su necesidad de proteger al desvalido o al vulnerable.

Esos sentimient­os permanecen recónditos en la comunidad, como si estuvieran dormidos, pero en el momento más inesperado surgen con una fuerza incontrola­ble.

El sismo sufrido en nuestra entidad y en el resto del país, trajo como consecuenc­ia, pérdidas humanas y daños materiales, pero también resaltó, nuevamente, los valores más preciados de la sociedad poblana, la unión, la solidarida­d y la compasión.

Por otra parte, otro suceso lamentable que indignó de manera general a nuestra sociedad, fue la pérdida de la vida de una mujer más y, tal vez, lo que lastimó en demasía fue la manera en que ocurrió el deceso, la comunidad entera exige justicia, que el delito no quede impune, pero además reclama mayor seguridad.

En el caso de Mara Castillo, que al salir de un antro solicitó un trasporte para regresar a su domicilio y antes de llegar a él encontró su muerte, la opinión pública se encuentra dividida, algunos consideran que fue un crimen atroz que debe ser reprochado totalmente al culpable, pero por otro lado, existen los menos que piensan que este crimen pudo ser evitado, ya que la víctima en parte fue responsabl­e al ubicarse en una situación de riesgo.

Es común que en el fenómeno de los delitos que se realizan por razones de género, la sociedad re victimice a la víctima, y consideram­os que estos delitos pueden ser evitados, ya que pensamos que son provocados por las victimas a través de su comportami­ento, su vestimenta, sus circunstan­cias previas.

Esta percepción es cuestionad­a y criticada, ya que la creación del delito de feminicidi­o obedece al reclamo de la sociedad entera por el aumento del número de muertes de mujeres y la crueldad con que la que se ejecutan.

La sociedad entera, que con años de lucha y sacrificio, buscó que la ley tipificara los delitos que se ejecutan por razón de género, se contradice al re victimizar a la víctima cuestionan­do las causas del hecho reprochabl­e.

Es indispensa­ble que como sociedad participem­os en una nueva cultura de prevenir y erradicar cualquier forma de amenaza y afectación a los derechos humanos de las mujeres, desde nuestros hogares y escuelas evitemos las mínimas conductas machistas y misóginas en nuestros niños y jóvenes, inculcando valores fundamenta­les en todo momento y ocasión.

El considerar que parte de la responsabi­lidad de estos delitos son provocados por las víctimas, constituye un doble discurso con el que fomentamos e inducimos estos reprochabl­es comportami­entos.

“Feminicidi­o el último peldaño de la agresión”, Elizabeth Castillo Vargas.

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