Ejemplo de gobernanza
D ifícil, escribir sobre una tragedia todavía presente, como la producida por sismos y huracanes este mes. Ayuda la solidaridad con la que gran parte de la población ha respondido: la ayuda de la sociedad a los damnificados, en trabajo y en especie, ha sido más que suficiente, en el corto plazo. Solidaridad que puede ser vista como un ejemplo de lo que propone un término hoy en boga: gobernanza.
El 20 de septiembre varios mensajes señalaban que ya no se requería ya apoyo de personas ni de alimentos para atender a las víctimas del sismo del día anterior. Otros ofrecían lugares en albergues con mayor capacidad a la demandada. Una sociedad unida y solidaria que genera recursos por encima de lo necesitado (en el corto plazo, hay que subrayar).
Es un buen dato, y conviene recordarlo para momentos en los llegará la división y el encono. Las sociedades compartimos algunos intereses, y podernos actuar en función de ellos. En este caso salvar vidas humanas y apoyar a quienes están en situación crítica.
Las sociedades se polarizan con frecuencia dejando de lado este interés común. En esas divisiones hay muchas veces intereses encontrados. Pero muchos otras lo que divide son más bien ideas o perspectivas sobre ciertos asuntos. Personas con intereses similares se enfrentan entre sí porque su opinión sobre los asuntos públicos es distinta. Consideran las opiniones, ideas, perspectivas políticas de sus adversarios como equivocadas, deleznables, nocivas para el interés público. Y llega la polarización social.
Polarización que puede estar presente en la declaración del presidente nacional de Morena, que ofreció parte del presupuesto que recibe su partido para donarlo a los damnificados. Por ahora no podrá hacerlo, pues los recursos públicos vienen “etiquetados” para fines específicos, y legalmente no es posible destinarlos a otros fines. Pero el efecto político ya se dio: un partido que es distinto a los demás, que propuso compartir su dinero con gente en situación crítica. Alguien podría ver en esa propuesta tientes demagógicos. Alguien más, quizá, una forma, sutil y oportuna de compra de votos. Lo que es claro es que las interpretaciones van a polarizar, o a profundizar nuestra polarización política.
Cosa distinta sería que todos los partidos buscaran un mecanismo legal para hacer llegar un porcentaje significativo de sus recursos a los damnificados, con mecanismos acordados para evitar los riesgos de la compra o coacción del voto.
Pero volvamos a lo positivo: la solidaridad de muchos mexicanos que han apoyado en estos días a quienes lo necesitan, sin ponerse a distinguir preferencias o perspectivas políticas. ¿Qué tiene que ver con el concepto de gobernanza, que ha invadido en los últimos años diversos discursos teóricos y políticos?
Gobernanza es un estilo de gobernar que reconoce por un lado que el gobierno en las sociedades modernas es indispensable. Por otro lado, reconoce que es insuficiente. El gobierno, o los gobiernos, no tienen los suficientes recursos, información, personal, conocimientos, para hacer frente a los numerosos problemas públicos que deben enfrentar. Requieren, entre otras cosas, de la sociedad.
Para poder responder a desastres naturales como los que hemos vivido este mes, nuestros gobiernos requerirían de personal, instalaciones, organización, informaciones, mucho mayores de las que tienen. Lo suplen, afortunadamente, con la participación de la sociedad. Centros de acopio particulares, particulares que donan bienes a esos centros, camionetas de particulares que los reparten... Eso, más el complemento de los gobiernos, es un ejemplo de gobernanza.
Por supuesto que nadie espera que la sociedad sustituya al gobierno. La utopía anarquista sigue siendo eso, una utopía. El gobierno sigue siendo indispensable para realizar muchísimas funciones.
Por supuesto que este ejemplo tiene muchos límites. El más obvio: se trata de una situación excepcional, y la sociedad responde con recursos, ánimos y energía excepcionales. En el mediano y largo plazo las víctimas de los desastres no contarán con este apoyo de excepción, o lo harán en mucho menor grado. Les quedará, esperemos, el apoyo de los gobiernos.