Milenio Puebla

Los pobladores de San Gregorio Atlapulco piden no ser olvidados

Luego del sismo, los servicios de emergencia, la delegación y la policía estuvieron ausentes; la primera ayuda fue de los vecinos

- Leticia Fernández, Jocelyn Medina e Israel Navarro/ México La lejanía del poblado derivó en el olvido momentáneo.

Xochimilco también es Ciudad de México, así lo hicieron saber los pobladores de San Gregorio Atlapulco, quienes pidieron no ser olvidados y clamaron ayuda a las autoridade­s.

En el poblado enclavado en la zona sur de la demarcació­n la ayuda surgió entre los propios habitantes: cuando la barda perimetral de la iglesia del pueblo colapsó y dejó sepultadas a varias personas, los vecinos salieron en cadenas humanas para rescatar a las víctimas y las llevaron a un hospital privado que abrió sus puertas gratuitame­nte.

La lejanía del poblado, ubicado en la salida de la carretera federal México-Oaxtepec, derivó en el olvido momentáneo de las autoridade­s. Tras el sismo, los servicios de emergencia, la delegación y la presencia de los cuerpos de seguridad tardaron en llegar.

Antonio, vecino de la zona, recuerda que la ayuda “resultaba insuficien­te: dos mujeres estaban cubiertas por las piedras y una niña que acompañaba a su mamá al salir de la escuela apenas 10 minutos antes del movimiento telúrico, resultaron heridas”.

Las historias convergen, porque a escasos metros del centro religioso estaba la casa de Juana Rufi na, de la cual solo quedó una habitación, una mujer de 78 años que vivía con sus dos hijos. Uno, el varón, quedó atrapado con una loza en sus piernas, pero los hombres que estaban a su alrededor lo liberaron.

La mujer cuenta que las lesiones fueron mínimas y su hijo decidió salir a la calle Insurgente­s para rescatar a otras personas. No tienen dinero, ni víveres.

En esa misma zona estaba la biblioteca de don Joaquín: la construcci­ón de no menos de 150 años colapsó en unos cuantos segundos. El hombre y su esposa alcanzaron la puerta y ahí quedaron atrapados. Ambos se recuperan de las lesiones. “Esta casa tenía su historia porque fue cuartel zapatista, federal, carrancist­a, además fue iglesia en tiempos de los cristeros, escuela; para mí era un patrimonio de mis abuelos y lo convertí en museo y biblioteca. “Hay como 4 mil libros, fotografía­s, colección de monedas antiguas, cámaras de caballete; era la historia de mi pueblo, la que quería heredar a todos”, recuerda.

A esta historia se suma la del templo de San Gregorio. El sismo provocó la caída del campanario y daños en su estructura. El sacerdote Efraín Castellano recuerda que todo está dañado, que serán el INAH y Protección Civil los que decidirán el futuro de la construcci­ón que data del siglo XVI.

Y ante la escasa ayuda de las autoridade­s, las redes sociales se convirtier­on en el vínculo con la sociedad civil.

Antes de las 14 horas continuaba el acceso solo de motociclis­tas con medicament­os y personal médico para continuar con la ayuda.

La delegación Xochimilco confi rmó ocho fallecidos, 284 lesionados, 75 bardas caídas, 32 en riesgo de venirse abajo, 11 vialidades dañadas, dos deslizamie­ntos de tierra, 141 inmuebles afectados, 20 colapsadas y 30 con daño estructura­l.

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IVÁN CARMONA

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