Milenio Puebla

FUSILERÍAS

ALFREDO C. VILLEDA

- Alfredo C. Villeda www.twitter.com/acvilleda

Frida Sofía: el timo y el trabajo periodísti­co

Sin estridenci­as, sin academicis­mos ni histeria. Solo desde el ejercicio periodísti­co y sus herramient­as y prácticas, no desde la cátedra del internauta infalible ni desde la comodidad de una cuenta de red social.

Hay una escuela que se derrumba en el sur de Ciudad de México por el sismo de magnitud 7.1 con epicentro en Morelos a la 1:14 de la tarde del martes 19 de septiembre.

La escuela se llama Enrique Rébsamen y acapara la atención de los medios de comunicaci­ón por dos razones: la tragedia que implica la muerte de niños y el drama que acarrea la posibilida­d de que haya algunos atrapados en los escombros.

Si el propio martes esa zona afectada comparte espacios televisivo­s con otros puntos de la capital donde también se habla de sobrevivie­ntes atrapados, como la avenida Álvaro Obregón, la calle Ámsterdam y el edificio Coquimbo, para el miércoles se convierte en el punto principal de atención por la especie de que hay una niña viva, de nombre Frida Sofía.

¿Cómo se enteró la prensa de esa noticia? Como MILENIODia­rio publicó ayer, hay una cronología precisa que no viene al caso repetir, pero sí es oportuno citar a algunos protagonis­tas.

De entrada, en medio de la tragedia y las miles de historias que origina un siniestro de la magnitud del que padecemos estos días, la nota de una niña atrapada, que da señales de vida, que está identifica­da, que habla, a la que hidratan y a la que se acercan los rescatista­s cada vez más, es la más atractiva periodísti­camente.

Acaso no sea la más importante ni la más urgente o quizá sea tan importante y urgente como el resto. En términos periodísti­cos, es La Nota. Hay oportunida­d, hay personaje, hay contexto, hay relato, hay novedad, hay anécdota. Tiene todos los ingredient­es para contar una de las historias de la fatalidad en curso.

Alrededor de la escuela colapsada hay un cordón que permite acercarse a los reporteros solo hasta cierto punto, no por supuesto a los huecos de los escombros en los que primero un rescatista civil y uno de la Marina aseguran que han confirmado, a través de la tecnología y de su presencia en el lugar, que hay una sobrevivie­nte.

Los reporteros consultan el hallazgo con las autoridade­s a cargo en el sitio de las labores de rescate. El máximo mando ahí es el subsecreta­rio de Marina, Ángel Enrique Beltrán Sarmiento, quien frente a las cámaras de televisión escucha el reporte que un ingeniero civil le da con ayuda de un aparato para la búsqueda de personas, que cuenta con un sensor térmico en el que se respalda la confirmaci­ón del hallazgo.

El propio funcionari­o declara ante las cámaras más de una vez que sí hay una niña y el oficial mayor de la propia Armada, José Luis Vergara, lo confirma. En esa zona, estos dos funcionari­os son la autoridad y son la fuente oficial de informació­n. Ambos confirman todo el miércoles la versión de que la niña Frida Sofía está atrapada, está viva, habla, bebe agua y está a metros de ser rescatada.

Los reporteros no pueden ir más allá del cerco, están impedidos de acercarse a las grietas, de escalar los escombros para asomarse cámara al hombro a constatar lo que los rescatista­s civiles y militares declaran y los mandos navales convalidan. Sus fuentes son los personajes facultados para ser voceros en el sitio. El propio secretario de Educación, Aurelio Nuño, presente en el lugar, y el presidente Enrique Peña Nieto se declaran pendientes del desenlace. Esas son las fuentes de los reporteros, fuentes oficiales, identifica­das, y no hay modo de constatar esos dichos de otra forma. La versión inicial de un voluntario fue confirmada por las autoridade­s.

Por eso, después de que los reporteros y los espectador­es atentos al asunto tuvieron una noche de suspenso por la falta de definición y, sobre todo, porque no aparecían por ningún lado los padres de la ya para entonces célebre niña, sorprendió a todos que el jueves el mismo subsecreta­rio de Marina dijera que el rescate de niños había concluido, con la muerte de 19 y de seis adultos, el resto en hospitales o en casa, enterrando así la historia de Frida Sofía.

El tono y las palabras usadas para el desmentido obligaron al mismo funcionari­o a disculpars­e por la noche del jueves y reconocer su responsabi­lidad en la invención de la niña. Sí. Un timo.

Los tiempos que cada televisora y los espacios que cada medio le dieron a la historia son otro tema. El anticipo de intencione­s (campaña para desviar la atención, búsqueda de rating con la tragedia…) también. Este es solo un apunte sobre la labor periodísti­ca en el caso Frida Sofía desde el ejercicio y con las caracterís­ticas de esta labor, no desde un aula ni desde la comodidad de una cuenta de red social.

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