También los libros han sido rescatados
De las ruinas de la construcción que colapsó en Ámsterdam y Laredo, los jóvenes brigadistas lograron recuperar tres bibliotecas personales
Entre las historias derivadas del sismo del pasado martes, en el edificio colapsado de Laredo y Ámsterdam fueron recuperados cerca de 2 mil libros, que fueron llevados en un primer momento a la representación de Durango en la CdMx, para luego ser trasladados a la Casa Refugio Citlaltépetl.
Según María Cortina, coordinadora de actividades de este centro cultural, se trata de tres acervos personales de habitantes del edificio: el abogado Gustavo Adolfo Zapata; la escritora Lorna Martínez Skossowska, cuyo cuerpo fue rescatado, ya sin vida, la noche del pasado jueves, y Santiago Mohar Volkow. “Son de esos hechos que salen de los escombros, y literalmente brotaron bibliotecas completas localizadas por grupos de jóvenes que no parecieran necesitar descanso nunca. Formaban vallas para pasarse víveres o los escombros, se pasaron libros de mano en mano hasta la sede de la representación de Durango”.
En un comunicado se informó que personal de la Secretaría de Cultura de la CdMx formalizó, mediante un acta de entregarecepción, el compromiso de resguardo, clasificación y evaluación de los libros rescatados. Santiago Mohar Volkow, vecino que habitaba el séptimo piso del edificio derrumbado, fungió como testigo del acto. “Son tres bibliotecas, pero la principal es la de Lorna. Los libros estaban un poco lastimados porque estaban entre los escombros, pero les hicimos un espacio en un lugar en la Casa Refugio Citlaltépetl y ya están bien guardados. Debe haber mucha literatura, aun cuando no hemos tenido la oportunidad de revisar a fondo qué hay entre esas obras”.
Lorna Martínez Skossowska tenía 84 años de edad y apenas en junio del año pasado había publicado el libro Hojassueltas demiálbum, aparecido bajo el sello de Samsara, una crónica autobiográfica de la escritora ruso-mexicana. Patrimonio bibliográfico El compromiso de la institución capitalina no solo está en el resguardo, sino también en la clasificación y evaluación de los libros, destacó Cortina, quien cuenta la historia mientras a su espalda se empiezan a escuchar los primeros acordes de estudiantes de la Escuela Ollin Yoliztli, que han arribado a la glorieta Citlaltépetl para animar a los rescatistas. “Creo que es la primera ocasión en estos tres días que veo tantas sonrisas juntas”, dijo a MILENIO.
La idea es que la Casa Refugio Citlaltépetl resguarde los libros durante los próximos días, en especial para que sean cotejados por los vecinos que hayan perdido material bibliográfico tras el sismo, y aquellas publicaciones que no sean reclamadas permanecerán en el recinto, que ha sido habilitado como albergue temporal con personal de la dependencia y voluntarios. También es centro de acopio y refugio temporal para los rescatistas que necesiten unos momentos de descanso, enfatizó Cortina.
Cuestionada al respecto, la funcionaria señaló que no tiene noticias sobre la recuperación de patrimonio bibliográfico o artístico de los sitios que colapsaron en la Ciudad de México. Cultura en la emergencia Diversos espacios de la Secretaría de Cultura del gobierno federal se convirtieron en centro de acopio, lo mismo para los damnificados del 7 que del 19 de septiembre, entre los que se encuentran el Centro Nacional de las Artes, el Centro de Cultura Digital, la Cineteca Nacional y el Museo Nacional de Culturas Populares, que ayer cumplió 35 años de existencia.
Precisamente en el recinto de Coyoacán, además de solicitar víveres y herramientas para los trabajos en las zonas de emergencia, se ha pedido medicamento especializado para diabéticos y con hipertensión arterial. Pero lanzó otra iniciativa: recopilación de libros para niños de la CdMx, Oaxaca, Chiapas, Morelos, Puebla, Guerrero y Estado de México.
Por otro lado, la librería del Centro Cultural Elena Garro reanuda sus actividades a partir del lunes, aunque desde ayer abrió sus puertas como centro de acopio para niños y jóvenes que se encuentran en albergues de diferentes partes del país. Por ello se solicitan juegos de mesa, cuentos para iluminar y libros de literatura infantil y juvenil, así como material para realizar talleres, desde colores, crayolas y resistol, hasta plastilina y tijeras con punta redonda.